La gran aventura de Josué, el amigo buena gente



En un pequeño pueblo llamado Arcoíris, había un niño llamado Josué, conocido por ser el más buena gente de todos. Siempre sonreía y ayudaba a sus amigos. Un día, mientras jugaban en el parque, le contó a su mejor amiga, Luna, un secreto especial.

"Luna, quiero hacer algo increíble este verano. Algo que nunca olviden los chicos de la escuela", dijo Josué con ojos brillantes.

"¿Qué tenés pensado, Josué?", le preguntó Luna emocionada.

La idea de Josué era organizar una gran fiesta de verano en el parque, donde todos pudieran reunirse, jugar y compartir. Sin embargo, necesitaba la ayuda de sus amigos para llevarlo a cabo.

"Vamos a hacer invitaciones, juegos y hasta habrá una búsqueda del tesoro", dijo Josué.

Luna estaba entusiasmada. Juntos comenzaron a planear todos los detalles, pero pronto se dieron cuenta de que necesitaban más manos. Así que decidieron invitar a más amigos a unirse al proyecto.

Un día, mientras estaban en la plaza, se acercaron a Ramiro, un chico que siempre estaba solo.

"Hey Ramiro, vení, ¡tenemos una idea genial!", invitó Luna.

"¿Para qué? No sé si quiero participar", contestó Ramiro con un tono tímido.

"Queremos organizar una fiesta y una búsqueda del tesoro para que todos se diviertan. ¡Podés ayudarnos a diseñar el mapa!", sugirió Josué con entusiasmo.

Ramiro dudó por un momento, pero algo en la invitación de Josué le despertó el interés. Finalmente, aceptó.

Con el tiempo, el grupo creció. Se unieron más amigos como Sofía, Bruno y Camila, y juntos crearon juegos, cuidaron del decorado y prepararon deliciosos snacks para la fiesta. Sin embargo, a medida que se acercaba la fecha, los niños comenzaron a tener diferencias.

"Yo creo que la búsqueda del tesoro debería ser más fácil", dijo Bruno.

"Pero eso no sería divertido. Necesitamos un desafío!", insistió Sofía.

Las voces comenzaron a elevarse, y la alegría del proyecto se convirtió en tensión.

Josué, viendo que el grupo se dividía, tomó la iniciativa de hablar.

"Chicos, necesitamos recordar por qué estamos haciendo esto. No se trata solo de la búsqueda del tesoro, sino de divertirnos juntos. ¿Qué tal si hacemos un juego donde todos podamos proponer ideas?", sugirió.

Los niños se miraron, y comprendieron que estaban dejando en segundo plano lo más importante. Así que se sentaron juntos y cada uno compartió sus ideas. Pronto, lo que parecía un problema se convirtió en una lluvia de ideas creativas, y decidieron hacer una búsqueda del tesoro que combinara todos los elementos que cada uno había propuesto.

La fiesta llegó y el parque se llenó de risas y colores. La búsqueda del tesoro fue un éxito y todos se divirtieron, corriendo de un lado para otro, resolviendo acertijos y descubriendo pistas. Al finalizar, Ramiro se acercó a Josué uno de los últimos en terminar.

"Josué, gracias por invitarme. Nunca había sentido que era parte de algo así", dijo Ramiro con una sonrisa genuina.

"Siempre serás bienvenido, Ramiro. Esto es solo el comienzo. Podemos hacer más cosas juntos", respondió Josué, alegrando el corazón de su nuevo amigo.

La fiesta fue un gran éxito, pero lo más importante fue aprender a escuchar y colaborar. Desde ese día, Josué y sus amigos siguieron creando nuevas aventuras juntos, recordando siempre que la verdadera amistad se construye con amor, respeto y buena gente.

Y así, el pequeño pueblo de Arcoíris siguió brillando con la luz de la amistad, porque en sus corazones siempre llevarían la lección de Josué:

"Juntos somos más fuertes, y la diversión se multiplica cuando compartimos".

FIN.

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