La Gran Carrera de la Amistad



Era un soleado día en el pueblo de Villa Alegría, donde todos los niños se reunían en el parque para jugar. Entre ellos estaban Sofía, una nena con una sonrisa inmensa, y Tomás, conocido por su habilidad en las carreras. Ese día, los dos decidieron organizar una gran carrera.

"- ¡Vamos a hacer la carrera más emocionante de todas!" - propuso Sofía.

"- ¡Sí, y podemos invitar a todos!" - agregó Tomás, emocionado.

Los dos llamaron a sus amigos: Valentina, Pedro y Lucas. Los chicos se fueron animando y, en poco tiempo, el parque estaba lleno de risas y energía. Sin embargo, entre todos había un pequeño problema. Lucas, un poco más ansioso, siempre quería ganar a toda costa.

"- ¡Yo soy el más rápido! Voy a ganarles a todos!" - gritó Lucas con un brillo en sus ojos.

"- Recordá, Lucas, el objetivo es divertirnos juntos, no solo ganar!" - le dijo Valentina, siempre tan amable.

Pero Lucas no escuchaba; solo pensaba en la medalla que recibiría si ganaba. La carrera comenzó, y todos corrieron felices, riendo y animándose entre sí.

"- ¡Vamos, Sofía!" - gritó Pedro mientras intentaba alcanzarla.

Los chicos corrían juntos, pero Lucas estaba un poco adelante, esforzándose al máximo. Sin embargo, en su ansia de ganar, tropezó y cayó al suelo. Todos los amigos se detuvieron de inmediato.

"- ¡Lucas! ¿Estás bien?" - preguntó Sofía, acercándose rápidamente.

"- Me duele un poco la rodilla..." - respondió Lucas, con lágrimas en los ojos.

"- No te preocupes, ya va a pasar. Vamos, volvé a levantarte y corramos juntos" - lo alentó Tomás.

Lucas, todavía molesto por haber caído, empezó a quejarse.

"- ¡Esto no es justo! ¡Solo quiero ganar!" - exclamó con su rostro fruncido.

"- Escuchame, Lucas, ganar está bien, pero lo importante es disfrutar y ayudar a los demás!" - dijo Sofía, recordando la conversación que habían tenido antes de comenzar la carrera.

“Las carreras son para pasarlo bien, no para que te enojes. Si uno de nosotros se cae, siempre tenemos que ayudarnos."

Con ese pequeño recordatorio, Lucas se calmó un poco. Se dio cuenta de que realmente lo que le gustaba era jugar con sus amigos, no solo ganar. Sofía lo ayudó a levantarse y juntos se juntaron al grupo.

"- ¡Hagamos que esta sea una verdadera carrera de amigos!" - exclamó Tomás, animado.

Y así, todos decidieron correr a la meta juntos. La competencia no era por quién llegaría primero, sino por quién correría al lado de su mejor amigo.

Al llegar a la meta, todos se abrazaron, riéndose y comentando cuánto se habían divertido.

"- No importa quién ganó. ¡Lo que importa es que disfrutamos juntos!" - dijo Valentina, con una gran sonrisa.

"- ¡Sí! ¡Fue la mejor carrera de todas!" - agregó Pedro.

Lucas se sintió aliviado y feliz, olvidando su enojo y reconociendo que la diversión era lo que contaba. Desde ese día, se convirtió en el mejor compañero de juegos, recordando siempre la importancia de la deportividad y el valor que tiene disfrutar con amigos.

Si alguna vez se enfadaba por no ganar, sus amigos le recordaban lo que vivieron esa tarde en el parque. Un día inolvidable donde el valor de la amistad superó al deseo de ganar. Y así, en Villa Alegría, no solo corrieron más rápido, sino que aprendieron a disfrutar del viaje juntos.

FIN.

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