La historia de Alanacienta
Había una vez en un pequeño pueblo de Argentina, una joven llamada Alanacienta. Ella vivía con su malvada madrastra y sus dos hermanastras, quienes siempre la trataban mal y le hacían trabajar sin descanso.
Un día, el príncipe Clavitos anunció que iba a celebrar un gran baile en el castillo real. Todas las jóvenes del reino estaban invitadas, incluyendo a Alanacienta.
Pero sus hermanastras no querían que ella fuera al baile, así que le arrancaron su vestido y rompieron sus zapatos. Alanacienta estaba muy triste porque no tenía nada para usar en el baile, pero entonces apareció su hada madrina. El hada convirtió una calabaza en una carroza mágica y unos ratones en caballos blancos.
Luego le dio a Alanacienta un hermoso vestido azul brillante y unos zapatos de cristal. "Podrás ir al baile", dijo el hada madrina. "Pero debes regresar antes de la medianoche o todo volverá a ser como antes".
Alanacienta llegó al castillo y todos quedaron asombrados por su belleza. Incluso el príncipe Clavitos se enamoró perdidamente de ella al instante. Bailaron toda la noche y se divirtieron mucho juntos.
Pero cuando el reloj marcó las doce campanadas de medianoche, Alanacienta recordó lo que le había dicho su hada madrina y rápidamente huyó del castillo dejando atrás uno de los zapatos de cristal. El príncipe Clavitos buscó por todo el reino a la dueña del zapato de cristal.
Todas las jóvenes intentaron probárselo, pero ninguna era la chica que él había conocido en el baile. Hasta que llegó a la casa de Alanacienta. Las hermanastras trataron de ponerse el zapato, pero no les entraba.
Entonces Alanacienta lo tomó y se lo puso sin problemas. El príncipe supo al instante que ella era la chica con quien había bailado. "¡Eres tú! ¡Eres mi princesa!" exclamó emocionado el príncipe Clavitos.
Alanacienta y el príncipe Clavitos se casaron y vivieron felices para siempre en el castillo real. Las hermanastras aprendieron una lección importante sobre ser amables con los demás, y desde ese día cambiaron su actitud hacia Alanacienta.
Y así, Alanacienta demostró que no importaba si alguien te trataba mal o te menospreciaba, siempre podías encontrar tu propio camino hacia la felicidad si mantenías una actitud positiva y nunca dejabas de creer en ti mismo.
FIN.