La Hormiga Valiente



Érase una vez, en un pequeño jardín verde en un barrio de Buenos Aires, donde vivía una hormiga llamada Antonia. Antonia era una hormiga bastante curiosa que siempre se preguntaba sobre el mundo más allá de su hormiguero.

- ¿Quiénes son esos animales que vuelan por el cielo? - se preguntaba Antonia mientras miraba las aves volar.

Un día, cuando el sol comenzaba a ocultarse y el jardín se teñía de anaranjado, Antonia sintió una fuerte necesidad de explorar.

- ¿Por qué siempre debo quedarme aquí? - se inquirió. - Hoy voy a descubrir qué hay más allá del jardín.

Así que, decidió salir en su aventura. Antonia no estaba sola, su mejor amiga, Violeta, la acompañó.

- ¿Dónde vamos exactamente? - le preguntó Violeta mientras seguían el sendero lleno de flores.

- Vamos al gran árbol que está al final del jardín, tengo ganas de saber qué hay allí. - respondió Antonia emocionada.

Cuando llegaron al árbol, encontraron a un grupo de insectos conversando. Eran una mariposa, un saltamontes y un escarabajo. Antonia y Violeta se acercaron con la esperanza de unirse a ellos.

- ¡Hola! - saludó Antonia de manera entusiasta. - Somos hormigas y venimos a ver qué están haciendo ustedes aquí.

- ¡Hola, hormigas valientes! - dijo la mariposa. - En este árbol estamos planeando un gran festival de primavera. Queremos invitar a todos los insectos del jardín. ¿Quieren participar?

Antonia y Violeta se emocionaron.

- ¿Qué necesitamos hacer? - preguntó Violeta con un brillo en sus ojos.

- Necesitamos muchas flores para decorar el lugar y también preparar algo rico para compartir - respondió el escarabajo.

Antonia pensó rápido.

- ¡Nosotras podemos ayudar con eso! - exclamó. - Con nuestras compañeras del hormiguero, podemos traer muchas flores y comida.

- Pero el camino de regreso puede ser peligroso, hay pájaros - advirtió Violeta con un toque de miedo. - ¿Qué deberíamos hacer?

- ¡No se preocupen! - intervino el saltamontes. - Podrían ir por el sendero más seguro, pero deben tener cuidado y comunicarse todos juntos.

Después de escuchar sus consejos, Antonia se llenó de valentía.

- ¡Sí! Lo haremos... ¡y volveremos a tiempo! - decidió.

Mientras se organizaban, los tres nuevos amigos insectos les compartieron trucos sobre cómo ser más astutas y rápidas. Se despidieron de ellos, y Antonia y Violeta fueron de regreso a su hormiguero.

Al llegar, invitaron a todas las hormigas a unirse.

- Chicas, ¡tenemos una misión! - les dijo Antonia. - Vamos a recolectar flores y preparar comida para el festival.

Trabajaron juntas, y en un abrir y cerrar de ojos, el hormiguero se llenó de flores coloridas y deliciosos bocados. Cuando estaban listas, se dirigieron nuevamente hacia el árbol.

Al llegar, encontraron el brillo de luces y muchas criaturas disfrutando del festival.

- ¡Lo logramos! - gritó Violeta, llena de alegría. - Gracias a nuestra valentía, ahora todos disfrutan gracias a nosotras.

La mariposa y los otros insectos las recibieron con aplausos.

- ¡Gracias, hormigas! - dijeron todos. - Ustedes hicieron que este festival fuera posible.

Antonia miró a su alrededor, sintiendo el calor de la amistad y la alegría.

- ¡Nunca olvidemos lo valientes que podemos ser cuando trabajamos juntas! - dijo mientras sonreía.

En ese hermoso día, la hormiga valiente no solo aprendió sobre la importancia de la amistad, sino que también descubrió que, cuando te atreves a salir de tu zona de confort, puedes crear momentos maravillosos. El festival fue un éxito y desde ese día, Antonia y Violeta decidieron explorar más allá de su hogar, porque ¡el mundo estaba lleno de sorpresas maravillosas esperando ser descubiertas!

Así, el pequeño jardín nunca volvió a ser el mismo.

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FIN.

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