La importancia de ser honrado



En un tranquilo barrio de Buenos Aires, vivía un niño llamado Lucas. Lucas era curioso y siempre estaba en búsqueda de aventuras. Un día, mientras paseaba por la plaza del barrio, vio a dos hombres discutiendo fuertemente.

Uno de ellos vestía un uniforme de policía, y el otro tenía puesta una capucha y parecía un poco nervioso. Lucas se acercó para ver qué sucedía. -¿Qué está pasando aquí? -preguntó Lucas con su tono inocente.

El policía, llamado el Oficial Benítez, le explicó que el hombre con capucha había intentado robarle la cartera a una viejita que caminaba por la plaza. -¡Pero eso está mal! -exclamó Lucas sorprendido. -¡Claro que sí! -respondió el Oficial Benítez.

-Robar es un acto muy feo y perjudicial para todos. ¿Tú qué piensas, Lucas? -Yo pienso que robar está mal, no se debe hacer porque lastima a las personas y causa problemas -contestó Lucas con firmeza.

El ladrón, llamado Martín, escuchó las palabras de Lucas y se sintió avergonzado. El Oficial Benítez tomó la mano de Martín y le dijo: -Todavía estás a tiempo de cambiar, Martín. Robar no te llevará a nada bueno. Tú puedes ser una persona honesta y hacer cosas maravillosas.

Martín asintió con la cabeza, agradeció al oficial y se marchó. Esa noche, Lucas reflexionó sobre lo que pasó en la plaza. Comprendió que la honestidad y la bondad son importantes para hacer del mundo un lugar mejor.

Al día siguiente, Lucas le contó la historia a sus padres, quienes se sintieron orgullosos de su actitud.

A partir de ese día, Lucas se convirtió en el defensor de la honestidad en su barrio, recordándole a todos los vecinos la importancia de ser honrados y buenos ciudadanos.

FIN.

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