La magia de la amistad



Había una vez una niña llamada Lara, quien siempre se había sentido diferente a los demás. Aunque medía tan solo 1, 50 cm de altura, ella creía firmemente que su estatura era mucho más alta, alrededor de 1, 70 cm.

Esto le traía algunos problemas, ya que solía llamar —"bajita"  a las personas que eran más altas que ella. Un día, mientras caminaba por el parque con su amiga Sofía, Lara vio a un grupo de niños jugando al básquetbol.

Al acercarse para ver mejor el juego, notó que todos ellos eran mucho más altos que ella. "¡Mira Sofía! Esos chicos son realmente bajitos", exclamó Lara con una sonrisa burlona en su rostro.

Sofía miró a Lara sorprendida y luego miró nuevamente al grupo de niños jugando. Ella se dio cuenta de algo importante: esos chicos no eran bajitos en absoluto; simplemente tenían una estatura normal para su edad.

"Sabes Lara", dijo Sofía con calma, "no hay nada malo en ser bajita o alta. Lo importante es aceptarnos tal como somos". Lara frunció el ceño y cruzó los brazos sobre su pecho. "Pero yo no soy bajita", protestó. "Me siento mucho más alta que todos ustedes".

Sofía suspiró y pensó rápidamente cómo ayudar a su amiga a entender la realidad. —"Lara" , comenzó Sofía mientras buscaba una hoja de papel y un lápiz en su mochila. "Vamos a hacer un experimento".

Curiosa por saber qué tenía planeado Sofía, Lara aceptó y se sentaron en un banco del parque. Sofía dibujó dos líneas horizontales en el papel y escribió "1, 50 cm" debajo de una de ellas. "Esta línea representa tu estatura real", explicó Sofía.

"Ahora, imagina que esta otra línea es lo que tú crees medir, alrededor de 1, 70 cm". Lara asintió con la cabeza mientras observaba las líneas trazadas en el papel. —"Ahora" , continuó Sofía, "vamos a comparar estas dos líneas con la realidad".

Sofía tomó una regla y midió cuidadosamente ambas líneas. Para sorpresa de Lara, ambas eran exactamente iguales: 1, 50 cm. "¿Ves Lara?", dijo Sofía sonriendo. "La realidad es que mides 1, 50 cm, igual que lo muestra esta línea.

No importa cómo te sientas por dentro; eso no cambia quién eres realmente". Lara miraba fijamente las líneas en el papel y comenzaba a comprender lo que su amiga le estaba diciendo. "Entonces...

¿quieres decir que me he estado engañando todo este tiempo?", preguntó Lara con voz temblorosa. Sofía se acercó a su amiga y le dio un abrazo reconfortante. "No te has estado engañando", respondió Sofía gentilmente.

"A veces nuestras emociones pueden hacernos sentir cosas diferentes a la realidad. Pero es importante recordar quiénes somos realmente y aceptarnos tal como somos". Con lágrimas en los ojos, Lara abrazó fuertemente a su amiga Sofía. "Gracias por ayudarme a entender, Sofía", dijo Lara con voz emocionada.

"Prometo aceptar mi estatura y no llamar —"bajita"  a las personas más altas que yo". Desde ese día, Lara aprendió una valiosa lección sobre la importancia de aceptarse a sí misma y respetar a los demás tal como son.

Aunque todavía se sentía un poco diferente, entendió que eso no era algo malo; era parte de lo que la hacía única.

Y así, Lara y Sofía continuaron siendo mejores amigas, compartiendo aventuras juntas y recordando siempre valorarse mutuamente sin importar su altura o cualquier otra diferencia.

FIN.

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