La magia de Lola



Había una vez una niña llamada Martina, a quien le encantaba jugar con sus muñecas. Pasaba horas y horas imaginando aventuras increíbles junto a ellas.

Un día, mientras jugaba en su habitación, algo mágico sucedió: una de sus muñecas cobró vida. La muñeca que se hizo real se llamaba Lola y era muy simpática. Tenía cabellos dorados, ojos brillantes y un vestido rosa muy bonito.

Desde el momento en que cobró vida, Lola se convirtió en la mejor amiga de Martina. Al principio, Martina no podía creer lo que estaba pasando. Pero pronto se dio cuenta de que no había razón para asustarse.

Martina y Lola comenzaron a jugar juntas todos los días y vivieron muchas aventuras emocionantes. Un día, mientras exploraban el jardín trasero de la casa de Martina, encontraron un pajarito herido en el suelo. El pequeño pajarito parecía estar triste y necesitado de ayuda.

Sin pensarlo dos veces, Martina y Lola decidieron cuidar del pajarito hasta que estuviera listo para volar nuevamente. Con mucho amor y paciencia, alimentaron al pajarito con semillas y lo mantuvieron caliente en un nido improvisado dentro de la casa.

Todos los días le cantaban canciones para animarlo a recuperarse más rápido. Pasaron varios días hasta que finalmente llegó el momento esperado: ¡el pajarito estaba listo para volar! Con mucha emoción, Martina abrió la ventana mientras sostenía al pequeño pájaro en sus manos temblorosas.

"¡Vuela, pajarito! ¡Vuela tan alto como puedas!"- dijo Martina con una sonrisa. El pajarito, agradecido por todo el amor y cuidado recibido, extendió sus alas y se elevó en el cielo azul.

Martina y Lola lo observaron mientras desaparecía en la distancia. Era un momento mágico y lleno de alegría. A partir de ese día, Martina se dio cuenta del poder que tenía para hacer cosas buenas en el mundo.

Ella y Lola continuaron ayudando a los animales necesitados, plantando flores en el jardín y haciendo pequeñas acciones amables hacia los demás. Martina aprendió que no importaba si alguien era grande o pequeño, real o imaginario; todos merecían ser tratados con amor y respeto.

A medida que crecía, llevó consigo este valioso aprendizaje. Y así fue como la niña que jugaba con muñecas descubrió la magia de la amistad verdadera y el poder de hacer el bien en su mundo.

FIN.

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