La Maquilladora de Sueños



En un pequeño pueblo llamado Colores, vivía una nena de diez años llamada Sofía. Ella adoraba el maquillaje y siempre soñaba con ser la mejor maquilladora del mundo. Pero no solo le fascinaba maquillarse a sí misma, también a sus amigas. Sofía tenía un talento especial para crear diseños únicos en las uñas, decorándolas con colores vibrantes y brillantes.

Un día, mientras paseaba por el mercado, Sofía se encontró con una anciana que vendía ñoquis en un puesto. La mujer, de aspecto amable, la miró y dijo:

"Niña, tus manos brillan más que los tesoros del mar. ¿Por qué no le das vida a mis ñoquis?"

Sofía, sorprendida, le preguntó:

"¿Cómo puedo darle vida a unos ñoquis?"

La anciana respondió:

"Si haces algo especial con ellos, quizás consigan fama en este mercado. ¡Sigue tu creatividad!"

Sofía, emocionada, decidió que podría pintar los ñoquis con colorantes naturales y hacer que parecieran obras de arte. Comenzó a experimentar en casa.

Mientras tanto, las niñas del pueblo siempre la llamaban para que les hiciera el maquillaje, así que Sofía pensó en hacer un evento en la plaza:

"¡Voy a hacer un desfile de moda en la plaza! ¡Pondré un stand de maquillaje y otro de mis ñoquis pintados!"

Las chicas se entusiasmaron con la idea y se ofrecieron para ayudarla.

Días después, el gran evento llegó. Sofía y sus amigas trabajaron sin descanso. Pintaron las uñas de las chicas del pueblo en hermosos colores, y cocinaron los ñoquis con amor, decorándolos como si fueran joyas.

El día del desfile, la plaza se llenó de risas y colores. Muchas personas vinieron a ver. Las niñas desfilaban con sus uñas brillantes y cada una llevaba un plato de ñoquis decorados en sus manos.

Pero, entonces, llegó un grupo de adultos del pueblo que eran escépticos respecto a la originalidad de Sofía. Uno de ellos, llamado Don Pablo, dijo:

"¿Qué es esto? ¡No puedo creer que estos niños piensen que pintando un plato de ñoquis y maquillándose puedan ser famosas! Esto es sólo un juego."

Sofía, con el corazón latiendo rápido, se acercó a Don Pablo y le dijo con valentía:

"No es solo un juego, Don Pablo. Es un sueño. Y cada sueño merece ser perseguido. Mire cuánta alegría hemos traído al pueblo. Cada risa cuenta una historia y cada color inspira. ¡Los ñoquis son arte!"

La anciana que había inspirado a Sofía llegó al desfile y, al ver todo el esfuerzo y la diversión, sonrió. Se dirigió a Don Pablo:

"Esto es sólo el comienzo, querido. La creatividad es lo que da vida a nuestra comunidad."

Conmovido, Don Pablo se dio cuenta que ella tenía razón. Decidió unirse al evento y trajo a más gente para que disfrutaran de lo que los niños habían creado.

El desfile terminó siendo un gran éxito. La gente se encantó con los ñoquis pintados de Sofía y a todos les gustó el maquillaje de las niñas. Al final del día, la anciana se acercó a Sofía con una cartera llena de monedas:

"Aquí tienes, niña, este es el pago por hacer felices a todos con tu arte. Sigue soñando con fuerza."

Sofía, emocionada, sonrió y le respondió:

"Gracias, pero lo más valioso es saber que mis sueños pueden hacer sonreír a los demás. Esto es solo el principio."

Desde aquel día, Sofía no solo se convirtió en una gran maquilladora, sino que también aprendió que con creatividad, esfuerzo y apoyo, los sueños pueden convertirse en una hermosa realidad. La fama no siempre es lo que se busca; a veces, la verdadera alegría está en compartir lo que uno ama.

Y así, en el pueblo de Colores, se celebraban cada año el desfile de moda y los ñoquis pintados, recordando siempre que la creatividad y la amistad son la verdadera fama.

FIN.

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