La Navidad de Julián



En un pequeño barrio de Buenos Aires, vivía un niño llamado Julián. Era un chico especial que adoraba las manualidades, el origami y los cuentos de hadas. Sin embargo, sus compañeros de clase se reían de él. Cada vez que Julián hablaba de sus aficiones, los otros niños lo miraban con caras de burla.

Un día, mientras estaba en el patio de la escuela, Julián estaba origami en su cuaderno cuando se acercaron sus compañeros:

"¿Qué hacés? ¿Vas a hacer un avión con eso?" - dijo uno de ellos, riéndose.

"Es un dragón, pero no importa" - respondió Julián con tristeza.

"¡Claro! Como si eso fuera grosso" - añadió otro niño, y todos se rieron.

Julián se sintió más solo que nunca, especialmente porque la Navidad estaba a la vuelta de la esquina y todo el mundo estaba emocionado con las fiestas. Los padres de Julián siempre decoraban su casa con luces y hacían galletas de jengibre, pero él no se sentía con ganas de celebrar.

Una semana antes de la Navidad, Julián encontró en el desván un viejo libro lleno de cuentos de hadas. Decidió que lo que realmente quería era hacer una obra de teatro para representar con sus compañeros. "Quizás esto sea la oportunidad de que me acepten" - pensó. Así que empezó a trabajar en los disfraces y en los diálogos.

Un día, decidió invitar a todos sus compañeros a participar de la obra. Nervioso, les dijo:

"Chicos, estoy organizando una obra de teatro de Navidad. Quieren participar?"

La respuesta no fue la que esperaba. Sus compañeros comenzaron a reírse de nuevo:

"¿Te pensás que alguien va a querer hacer eso?" - dijo uno.

"Sí, claro, como si a alguien le importara" - responder otro.

Julián sintió que su corazón se rompía un poquito más, pero no se rindió. Decidió hacerlo por sí mismo y se puso a crear todo desde su casa. En el fondo, quería que algún niño se uniera y se riera, pero nadie vino. La noche de la celebración se acercaba rápidamente.

Una tarde, cuando Julián estaba en el parque, escuchó risas. Se asomó y vio a los niños de su escuela en pleno juego, haciendo una guerra de bolas de nieve. En lugar de unirse, decidió seguir trabajando en su teatro, pero se le ocurrió una brillante idea: ¿y si hacía que la obra fuera algo que todos pudieran disfrutar?

Haciendo un giro inesperado, invitó a todos a la presentación final con un cartel que decía: "Obra de Teatro Mágica Toda Esta Tarde".

El día de la presentación llegó y sorprendió a todos en el vecindario. Los niños entraron a la plaza, y Julián vestía un disfraz de dragón, con luces que brillaban y una gran sonrisa en su rostro.

"Vengan, ¡bienvenidos a la obra de teatro!" - gritó entusiasmado.

Los niños lo miraron incrédulos, pero poco a poco, se sintieron atraídos por la energía de Julián. Al final, la historia que había creado los hizo reír, y todos comenzaron a involucrarse, incluso acompañando a Julián en sus actos.

Después de la obra, el ambiente cambió por completo:

"¡Che, Julián! ¡Sos re groso!" - dijo uno de sus compañeros.

"No sabía que podías hacer algo tan divertido" - agregó otra niña, sonriendo.

Julián no podía creerlo. Se sintió feliz y orgulloso de haber dado un paso al frente con sus pasiones. A partir de ese día, sus compañeros comenzaron a respetarlo y a unirse a él.

Para celebrar, decidieron organizar juntos un evento navideño donde cada uno podía compartir su afición. Desde hacer manualidades, hasta jugar a la pelota, y todos se sintieron más unidos.

La Navidad no solo trajo un nuevo comienzo para Julián, sino que también creó un lazo de amistad entre él y sus compañeros.

Y así, ese año, los niños del barrio aprendieron que la diversidad en gustos y aficiones no solo es valiosa, sino que puede unir a las personas más de lo que ellos pensaban. Desde entonces, todos decidieron abrirse a las cosas diferentes y a aprender unos de otros, convirtiendo esas diferencias en fortalezas.

Julián había encontrado un grupo de amigos respetuosos, y por primera vez desde que había comenzado la escuela, no se sintió solo. La magia de la Navidad había hecho su trabajo: unir corazones a través del respeto y la amistad.

FIN.

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