La niña del lago
En un tranquilo paraje cerca del lago Matilda, había una cabaña donde vivía una pequeña llamada Matilda. Era una niña curiosa y aventurera, siempre tenía ganas de explorar los alrededores. Su papá, un hombre cariñoso pero algo estricto, le decía que no se alejase del lago, ya que había historias de una sombra misteriosa que aparecía en sus aguas.
Una tarde de verano, mientras jugaba en el jardín, Matilda escuchó el murmullo del agua, como si el lago la llamara. "Voy a acercarme solo un momento"- pensó. Su padre no estaba en casa, así que decidió no decirle nada. Al llegar al borde del lago, vio algo brillante en el agua. Era una piedra muy hermosa, pero al inclinarse para recogerla, sintió que algo la estaba mirando.
"Sólo es mi imaginación"- se dijo. Sin embargo, de pronto, el agua comenzó a agitarse y de ella emergió una figura oscura. Matilda retrocedió aterrorizada. "No te asustes, pequeña"- dijo una voz profunda y tenebrosa. Era un demonio, pero en lugar de ser aterrador, tenía una sonrisa intrigante.
"¿Quién sos?"- preguntó Matilda temblando. "Soy el guardián de este lago. He estado esperando a alguien como vos. Estoy aquí para enseñarte sobre tu propia valentía"-. Desde aquel día, el demonio se convirtió en su amigo y cada tarde, Matilda regresaba al lago para aprender de él.
El demonio le planteaba desafíos que la hacían sentir nerviosa pero emocionada. "Hoy, tendrás que cruzar el agua sin miedo"- le decía. Al principio, Matilda dudaba, pero con el apoyo del demonio, aprendió a enfrentarse a sus temores y cada vez se hacía más fuerte.
"No puedo hacerlo"- se quejaba a veces. "Por supuesto que podés"- le respondía el demonio. "La clave está en creer en vos misma"-. Así fue como Matilda comenzó a notar cambios en ella misma. Se convirtió en una niña más valiente y decidida, siempre dispuesta a enfrentar nuevos desafíos.
Con el paso del tiempo, Matilda le contó a su papá sobre sus aventuras. Él, al principio, se preocupó, pero vio la transformación en su hija. Un día decidió acompañarla al lago. Matilda se sintió un poco nerviosa, pero esa vez sabía que podía hacerlo. "Papá, no tengas miedo. Sé que podrás conocer a mi amigo"- le dijo emocionada. Cuando llegaron al agua, el demonio apareció nuevamente.
"Hola, señor. Solo quería mostrarle a Matilda lo valiente que puede ser"- dijo el demonio, mientras su figura oscura parecía iluminarse con un brillo especial. El padre de Matilda, aunque un poco escéptico, se dio cuenta de que su hija había cambiado para siempre gracias a esas enseñanzas.
Al final, Matilda aprendió que el verdadero miedo estaba en no atreverse a enfrentar sus propios límites, y siempre recordaría que el amistad y la valentía son las mejores armas contra lo desconocido.
"¡Gracias, amigo!"- exclamó Matilda al demonio al despedirse aquella tarde.
"Recuerda, siempre estaré aquí para guiarte, pero la fuerza está en vos"- respondió, desapareciendo lentamente en las aguas brillantes del lago.
Desde entonces, Matilda nunca dejó de explorar y siempre enfrentó sus temores, sabiendo que el lago y su extraño amigo siempre estarían apoyándola en cada nuevo desafío.
FIN.