La niña y el duende travieso



En un pequeño pueblo rodeado de un frondoso bosque, vivía una niña llamada Lucía. A Lucía le encantaba explorar el bosque, pero siempre se encontraba con situaciones extrañas: sus cosas desaparecían sin razón aparente.

Un día, mientras jugaba entre los árboles, un pequeño duende travieso se le apareció. -¡Hola, soy Pancho! -dijo el duende con una sonrisa pícara. Lucía se sorprendió, pero decidió ser amable. -Hola Pancho, ¿por qué te llevas mis cosas? -preguntó con curiosidad.

-Es que me encantan los dulces, y si me das uno, te prometo que no volveré a esconder tus pertenencias -respondió Pancho con una mirada juguetona. Lucía aceptó, le dio un dulce y, para su sorpresa, Pancho cumplió su palabra.

A partir de ese día, el duende travieso se convirtió en su amigo y la ayudaba a encontrar tesoros escondidos en el bosque. Juntos vivieron muchas aventuras, aprendiendo el valor de la amistad, la generosidad y la importancia de cumplir promesas.

Aprendieron a respetar la naturaleza y a cuidar el bosque, convirtiéndose en guardianes de su hogar. Al final, Lucía entendió que los actos de bondad siempre traen recompensas maravillosas, y que la amistad puede surgir en los lugares más inesperados.

FIN.

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