Las amigas al rescate


Nahiara y Camila eran dos amigas inseparables. Les encantaba explorar el bosque que estaba cerca de sus casas, siempre encontraban cosas interesantes y divertidas. Un día, decidieron salir a merendar en el bosque al atardecer.

Empacaron una cesta llena de deliciosos sándwiches, jugo de frutas y unas galletitas. Estaban emocionadas por pasar una tarde diferente rodeadas de naturaleza. Se pusieron sus sombreros y salieron hacia el bosque.

Al llegar, encontraron un lugar perfecto para sentarse junto a un árbol grande. Extendieron una manta en el suelo y comenzaron a disfrutar de su merienda mientras veían cómo el sol se escondía lentamente detrás de los árboles.

De repente, Nahiara escuchó un ruido extraño proveniente de unos arbustos cercanos. Ambas se asustaron un poco, pero decidieron investigar qué lo había causado. Con mucho cuidado, se acercaron sigilosamente hasta los arbustos y descubrieron que era un pajarito herido que no podía volar.

Nahiara y Camila sintieron mucha tristeza al verlo así. - ¡Pobrecito! ¿Qué podemos hacer para ayudarlo? - preguntó Camila preocupada. - Creo que deberíamos llevarlo a casa e intentar curarlo - sugirió Nahiara con determinación.

Ambas niñas tomaron con mucho cuidado al pajarito herido en sus manos y lo envolvieron en una tela suave para protegerlo durante el camino de regreso a sus casas. Cuando llegaron a la casa de Nahiara, buscaron en internet cómo cuidar de un pajarito herido.

Aprendieron que necesitaba calor, comida y mucho descanso para recuperarse. Construyeron una pequeña jaula improvisada con una caja de cartón y pusieron allí al pajarito junto a un foco que emitía calor.

Prepararon también comida especial para él, mezclando migas de pan con agua. Durante los días siguientes, Nahiara y Camila se turnaban para cuidar del pajarito. Le daban su comida, le limpiaban la jaula y le hablaban amorosamente mientras esperaban a que se recuperara.

Poco a poco, el pajarito comenzó a mejorar. Ya podía mover sus alas y saltar dentro de la jaula. Las niñas estaban felices al ver su progreso. Un día soleado decidieron llevar al pajarito nuevamente al bosque para liberarlo.

Sabían que era lo correcto, aunque les doliera decirle adiós. En el bosque, encontraron un lugar abierto donde no había peligros cerca. Abrieron la puerta de la jaula y el pajarito salió volando hacia los árboles cercanos.

- ¡Mira! ¡Está volando otra vez! - exclamó Nahiara emocionada. - Sí, nuestro amiguito está libre ahora - dijo Camila sonriendo-. Hicimos algo bueno por él. Las dos amigas observaron cómo el pajarito se alejaba entre los árboles hasta desaparecer en el horizonte.

Estaban contentas porque habían ayudado a alguien en apuros y aprendieron lo gratificante que puede ser cuidar de los demás. Desde aquel día, Nahiara y Camila siempre se recordaban de la importancia de ayudar a quienes lo necesitan.

Seguían explorando el bosque juntas, pero ahora también buscaban oportunidades para hacer una diferencia en el mundo, así como lo hicieron con el pajarito herido.

Y así, entre risas y aventuras, Nahiara y Camila demostraron que incluso las meriendas pueden convertirse en momentos especiales donde se aprenden valiosas lecciones sobre bondad y amistad.

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