Las Aventura de Doña Eu y Su Crucigrama Mágico



En un pequeño barrio de Buenos Aires, vivía Doña Eu, una señora de 91 años con una energía que sorprendía a todos. Era conocida por su amor a los crucigramas y sus increíbles anécdotas de vida. Cada mañana, Doña Eu se sentaba en su terraza con su taza de mate y un nuevo crucigrama esperando ser resuelto.

Un día, mientras caminaba por la feria de su barrio, encontró un viejo libro de crucigramas en una caja llena de cosas olvidadas. Era un libro extraño, con un brillo especial que la atraía. Decidió comprarlo y llevarlo a casa. A la tarde, se sentó a resolver un crucigrama en el libro. Pero algo raro sucedió.

Mientras llenaba las palabras, las letras comenzaron a brillar y, de repente, ¡Doña Eu fue transportada a un mundo mágico!

En este nuevo lugar, se encontró en un jardín lleno de flores cantantes y árboles que susurraban secretos. Justo enfrente, había un pequeño duende con un sombrero verde que la miraba con curiosidad.

"¡Hola, Doña Eu! Soy Tico, el duende guardian de este jardín. He estado esperando que llegues."

"¿Yo? ¿Por qué?" - contestó Doña Eu, un poco confundida.

"Porque tú tienes el don de resolver acertijos y aquí necesitamos tu ayuda. ¡Hay un acertijo que nadie puede resolver y solo un buen crucigramista como tú puede salvar nuestro hogar!"

Doña Eu, entusiasmada, aceptó el desafío. Tico la llevó a una gran torre, donde estaba encerrado un mágico pájaro de colores brillantes. "Su canto es la clave para que florezcan nuestras flores, pero ha olvidado cómo cantar porque nadie ha resuelto el acertijo que lo libera."

Doña Eu se puso a pensar. El acertijo decía: "Soy algo que todos quieren, pero pocos pueden tener. Vivo en el viento, pero también en el hogar. ¿Qué soy?"

"¡Es la felicidad!" - exclamó Doña Eu, recordando todas las anécdotas sobre momentos felices de su vida, desde las risas con amigos hasta el amor de su familia. El pájaro liberado comenzó a cantar, llenando el aire con melodías hermosas.

"¡Bien hecho, Doña Eu!" - gritó Tico. "Gracias a ti, nuestro jardín resplandece nuevamente. Ahora te llevaremos de regreso a casa, pero antes, hay un último regalo para ti."

El duende le entregó un pequeño frasco que contenía polvos de estrellas. "Cada vez que necesites inspiración o recordar algo especial, solo rocía un poco de esto en tu crucigrama, y te llevaremos a una nueva aventura."

De repente, Doña Eu sintió una ráfaga de viento y, en un instante, despertó en su terraza, con su crucigrama resuelto y el frasco en la mano.

Desde ese día, Doña Eu no solo resolvía crucigramas, sino que también compartía sus historias y aventuras mágicas con los chicos del barrio, convirtiéndose en la abuela de todos, inspirando a su comunidad con su alegría y sabiduría.

Y así, con un crucigrama mágico y una historia por contar, Doña Eu continuó llenando de magia sus días y los de quienes la rodeaban, recordándonos que nunca es tarde para vivir nuevas aventuras y que la felicidad se encuentra en cada rincón de la vida.

FIN.

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