Las Aventuras de Bueno Bonito Bartato



Érase una vez, en un pequeño pueblo llamado Colores, un peculiar gato llamado Bueno Bonito Bartato. Este gato era conocido por su pelaje de colores brillantes, que cambiaba según su estado de ánimo. Cuando estaba feliz, brillaba en tonos amarillos y naranjas; cuando estaba triste, se tornaba azul y gris; y cuando estaba emocionado, se iluminaba en verde y rojo.

Un día, mientras Bueno Bonito Bartato paseaba por el pueblo, decidió visitar a su amiga, la tortuga Tina.

"¡Hola, Bartato! ¿Por qué brillás tan amarillo hoy?" - le preguntó Tina.

"¡Hola, Tina! Porque estoy re feliz. Hoy tengo una idea genial: voy a ayudar a los demás en el pueblo para que también se sientan felices" - respondió Bartato.

Tina sonrió y dijo:

"¡Eso suena maravilloso! ¿Qué planes tenés?"

Bartato pensó un momento y contestó:

"Primero, iré a ayudar a Juan, el conejo, con su jardín. Escuché que quiere que florezcan sus zanahorias."

Así que Bartato y Tina se dirigieron al jardín del conejo. Al llegar, encontraron a Juan luciendo decepcionado, con algunas zanahorias marchitas.

"¡Hola, Juan! ¿Cómo estás?" - saludó Tina.

"Hola, chicos. Estoy un poco triste. Mis zanahorias no crecen como deberían y no sé qué hacer" - suspiró Juan.

"No te preocupes, amigo. ¡Nosotros te ayudaremos!" - exclamó Bartato, emocionado.

Los tres se pusieron a trabajar. Bartato utilizó su brillo amarillo para iluminar el jardín, y pronto las plantas comenzaron a revitalizarse. Las zanahorias se ponían cada vez más fuertes y coloridas.

"¡Guau! ¡Gracias, Bartato!" - gritó Juan, entusiasmado.

"De nada, amigo. ¡Es un placer ayudar! Ahora vamos a buscar a otros para seguir con nuestra misión de felicidad" - dijo Bartato, brillando de alegría.

El siguiente destino fue el estanque donde vivía el pato Pablo, quien siempre soñaba con ser un gran nadador. Le contaron de los sueños de Pablo a Bartato y decidieron ayudarlo.

"¡Hola, Pablo! ¿Qué tal si te enseñamos algunos trucos para nadar mejor?" - propuso Bartato.

"¡Me encantaría! Pero no soy muy bueno nadando" - respondió Pablo con timidez.

Bartato, viendo a Pablo tan inseguro, tuvo una idea.

"No te preocupes, Pablo. Te enseñaremos a tu propio ritmo. ¡Además, con un poco de apoyo y práctica vas a intentar cosas nuevas y brillarás como yo!"

Así que empezaron a practicar. Bartato brillaba en verde y rojo cada vez que Pablo daba un buen salto en el agua. Los amigos lo animaban con gritos de ¡Bravo!

Cada día que pasaba, la confianza de Pablo crecía y, para su sorpresa, ¡casi podía hacer acrobacias acuáticas!

Un día, mientras practicaban, una tormenta inesperada llegó a Colores.

"¡Ay no! ¡¿Y ahora qué haremos? !" - gritó Tina, preocupada.

"No se preocupen, ¡solo sigan confiando! ¡Vamos a encontrar un refugio!" - dijo Bartato, tratando de calmar a sus amigos.

Los tres amigos corrieron hacia la casa de Bartato, donde pudieron esperar a que la tormenta pasara. Mientras estaban a resguardo, Bartato les echó una mano.

"Podemos hacer algo entretenido mientras tanto" - dijo Bartato, y empezó a narrar historias de grandes aventuras en las que él mismo había brillado.

Las historias llenaron la casa de risas, y los temores de la tormenta se desvanecieron.

Una vez que el sol volvió a brillar, los tres amigos decidieron salir y ver cómo estaba el pueblo.

Para su sorpresa, Colores estaba lleno de nuevos brotes y flores después de la lluvia.

"¡Mirá! ¡El jardín de Juan floreció!" - exclamó Tina.

"Y mírenme a mí, ¡soy un as en el agua!" - dijo Pablo, haciendo unas volteretas en el estanque.

"¡Todo es genial!" - celebró Bartato, iluminándose en tonos vibrantes.

Y así, Bueno Bonito Bartato, Tina y Pablo se dieron cuenta que con un poco de tiempo, dedicación y apoyo, podían lograr cosas increíbles.

Desde ese día, el pueblo de Colores siempre estuvo lleno de risas, apoyo y amistad. ¡Y Bartato nunca dejó de ayudar a los demás a encontrar su propio brillo!

Y colorín colorado, este cuento se ha acabado.

FIN.

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