Las Aventuras Soñadas de Gaby



Gaby era una niña de 5 años que vivía en un pequeño pueblo rodeado de montañas y flores. Todos los días, cuando el sol se ocultaba y la luna comenzaba a brillar, Gaby se preparaba para ir a dormir, pero no sabía que su verdadero viaje apenas comenzaba.

Esa noche, Gaby se acomodó en su cama, con su peluche favorito, un conejito llamado Pipo. - Buenas noches, Pipo. ¿Ya estás listo para nuestras aventuras de sueños? - dijo Gaby con una sonrisa. Como siempre, Pipo no le respondió, pero Gaby sabía que en sus sueños, él siempre la acompañaría.

Cuando Gaby cerró los ojos, se encontró en un hermoso bosque lleno de colores brillantes y criaturas mágicas. - ¡Bienvenida, Gaby! - exclamó una hada con alas resplandecientes. - Soy Lila, y necesitamos tu ayuda.

Gaby sonrió. - ¡Estoy lista! ¿Qué ocurre? -

Lila le explicó que un malvado dragón llamado Brutus había robado la luz del bosque, y que sin ella, todos los seres mágicos estarían en peligro. Las hadas, las princesas y los animales del bosque estaban muy asustados.

- No te preocupes, Lila. ¡Juntas podemos detenerlo! – dijo Gaby con valentía.

El plan de Gaby era simple. Primero, necesitaba conseguir una brújula mágica que la llevara hasta Brutus. Lila le mostró un sendero lleno de flores cantoras que la guiarían. Al llegar, Gaby vio varias criaturas buscando ayuda, pero de repente, un búho sabio les gritó: - ¡Cuidado! ¡El dragón viene!

Gaby sabía que no podía rendirse. - ¡Todos! ¡Escondámonos! - los instruyó. Mientras todos se ocultaban, Gaby se subió a una roca alta y desde allí vio al dragón arrive con una gran bolsa que estaba emanando sombra.

- ¡Toma eso, malvado dragón! - gritó Gaby desde la cima de la roca. Brutus se detuvo, miró hacia arriba y se rió.

- ¿Quién se atreve a desafiarme? - pregunto el dragón.

- Soy Gaby y estoy aquí para traer de vuelta la luz al bosque. - Dijo Gaby sin miedo. Sabía que el dragón era enorme, pero ella tenía valor y su ingenio.

Brutus la observó de cerca, intentando asustarla. - ¡Y yo soy el más poderoso de todos! - rugió.

Gaby pensó rápido. - Pero ¿de qué sirve todo tu poder si no puedes disfrutar del sol y el brillo del bosque? - replicó.

El dragón, que nunca había pensado en eso, se sintió algo confundido. Gaby aprovechó ese momento. - ¿No quieres sentir la alegría de los colores y las risas? -

Brutus frunció el ceño, la mirada de Gaby era diferente. Ella era valiente, y eso lo inquietaba.

- Tal vez… sólo tal vez… - murmuró el dragón.

Lila, el hada, se acercó volando. - ¡Gaby, el corazón de Brutus está dañado! Creo que solo necesita un amigo.

- Eso es cierto - dijo Gaby con amabilidad. - Todos cometemos errores. ¿Y si intentamos juntos hacer del bosque un lugar mejor?

Brutus se sorprendió, jamás había pensado que alguien sería amable con él.

Con el corazón iluminado, el dragón dejó caer la bolsa llena de sombra. Gaby se acercó timidamente al dragón. - ¿Puedes ayudarme a devolver la luz al bosque, Brutus? -

El dragón asintió, sus ojos comenzaron a brillar con la luz del sol.

- Juntas devolveremos la luz - dijo Lila mientras las hadas y los animales se unieron.

Brutus comenzó a rugir, pero en vez de asustar, hizo una bella melodía que hizo que el bosque se ilumine nuevamente. Gaby aplaudió mientras los colores volvían a brillar, las flores reevolucionaban y todos sonreían.

- ¡Esto es increíble! - exclamó Gaby.

Al final de la aventura, Gaby le dio un abrazo a Brutus. - Eres un gran amigo, ¡y siempre serás bienvenido en el bosque! - le prometió. Brutus sonrió, ahora entendía el valor de la amistad.

Gaby despertó en su cama, con el sol brillando por la ventana. - ¡Pipo! ¡Hoy tenemos que ir al bosque y hacer nuevos amigos! - dijo entusiasmada mientras corría a compartir su increíble aventura.

Y así, Gaby aprendió que con valentía y amor se podía cambiar el corazón de los demás y que siempre hay una luz en cada oscuridad, si uno se atreve a buscarla.

FIN.

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