Las travesuras de las duendes valientes


Había una vez en un pequeño pueblo de Argentina dos hermanas muy traviesas llamadas Colomba y Jacinta. Eran conocidas por su ingenio y picardía, pero también tenían un gran corazón.

Un día, mientras paseaban por el bosque cerca de su casa, se encontraron con un viejito muy peculiar. Tenía barba blanca, una sonrisa amable y vestía un traje rojo brillante. ¡Era Santa Claus!"¡Ho ho ho! ¿Y ustedes quiénes son?", preguntó Santa Claus con curiosidad.

"¡Somos Colomba y Jacinta!", respondieron las niñas emocionadas. Santa Claus les contó que necesitaba ayuda en su taller de juguetes en el Polo Norte.

Había oído hablar de la astucia y valentía de las hermanas y pensó que serían unas excelentes duendes ayudantes. Las niñas no lo podían creer.

¡Ser duendes ayudantes de Santa Claus era el sueño más grande para ellas! Sin dudarlo, aceptaron la oferta y se convirtieron en duendes mágicos con orejas largas y ropas verdes relucientes. Al llegar al Polo Norte, se encontraron con todo tipo de personajes mágicos: renos voladores, elfos bailarines e incluso hadas risueñas. Pero lo más emocionante era el taller lleno de juguetes por todas partes.

Colomba y Jacinta se pusieron manos a la obra rápidamente. Ayudaban a los elfos a construir muñecas, trenes eléctricos y pelotas saltarinas. También envolvían los regalos más bonitos para los niños de todo el mundo.

Pero un día, mientras trabajaban en el taller, una noticia triste llegó hasta ellos. El saco mágico de Santa Claus había sido robado por un duende malvado llamado Tramposo. Sin ese saco, Santa no podría entregar los regalos a tiempo para la Navidad.

Colomba y Jacinta se miraron con determinación. Sabían que tenían que hacer algo para ayudar a Santa Claus. Así que emprendieron una aventura llena de obstáculos y desafíos para recuperar el saco mágico.

Cruzaron ríos helados, escalaron montañas nevadas y se enfrentaron a criaturas mágicas muy peligrosas. Pero nunca perdieron la esperanza ni dejaron de pensar en los niños que esperaban sus regalos. Finalmente, encontraron al duende Tramposo escondido en una cueva oscura.

Con astucia e inteligencia, lograron engañarlo y recuperar el saco mágico. De vuelta en el taller del Polo Norte, todos celebraron su valentía y determinación. Santa Claus estaba tan orgulloso de Colomba y Jacinta que decidió nombrarlas las jefas de los duendes ayudantes.

A partir de ese momento, las hermanas continuaron siendo duendes ayudantes durante muchos años más. Cada Navidad llevaban alegría a millones de niños alrededor del mundo gracias a su ingenio y amor por la magia navideña.

Y así fue como Colomba y Jacinta demostraron que no importa cuán pequeños sean o cuántos obstáculos encuentren en su camino; con valentía, astucia y un corazón lleno de amor, siempre podrán hacer grandes cosas y marcar la diferencia en el mundo.

¡Felices fiestas!

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