Las Valientes Lorena y Fabiana
Era un día soleado en el tranquilo pueblo de Valle Verde. Lorena y Fabiana eran dos mejores amigas que vivían aventuras todos los días, pero hoy una sorpresa peculiar les esperaba. De repente, un rugido resonó en el aire y parecieron escuchar lamentos cercanos.
- ¿Escuchaste eso, Lorena? - preguntó Fabiana, con los ojos abiertos como platos.
- Sí, suena como si alguien estuviera en problemas - respondió Lorena.
Las dos amigas comenzaron a seguir el sonido, que las llevó hacia el borde del bosque, donde vieron una enorme nube de humo que se alzaba al cielo. Intrigadas y preocupadas, se acercaron corriendo.
Cuando llegaron al lugar, se toparon con un gran dragón, atrapado entre las llamas.
- ¡Pobre dragón! - exclamó Fabiana.
- ¡Debemos ayudarlo! - gritó Lorena, sin dudarlo.
Sin embargo, el dragón estaba asustado. Sus escamas brillaban entre el fuego, pero sus ojos mostraban miedo. ¿Cómo podrían salvarlo sin lastimarse? Las chicas pensaron rápido.
- Tienes que confiar en nosotras, amigo - dijo Fabiana, intentado calmar al dragón. - No queremos hacerte daño.
- ¡Súbete a nuestras espaldas! - sugirió Lorena. - Te ayudaremos a salir de aquí.
El dragón, con un gran titubeo, se inclinó hacia ellas y, con un poco de esfuerzo, las chicas lograron ayudarlo a salir de la zona incendiada. A medida que escapaban del fuego, el dragón lanzó un pequeño chorro de fuego, pero resultó ser solo una especie de chispa de agradecimiento.
- ¡Lo hicimos! - gritó Fabiana, mientras el dragón aterrizaba a salvo en un terreno despejado.
Sin embargo, el dragón parecía triste. Lorena se acercó.
- ¿Por qué estás tan triste? - inquirió.
- Estoy agradecido, chicas, pero este incendio fue causado por mí. No puedo controlar mi fuego - confesó el dragón.
- Pero no estamos aquí para juzgarte. Todos cometemos errores - dijo Fabiana, sonriendo.
- Sí, y siempre hay una forma de aprender y corregir lo que hacemos - agregó Lorena. - Tal vez, si practicas con nosotras, podrás manejar tu fuego y evitar que cause incendios en el futuro.
El dragón, que se llamaba Drago, iluminó su rostro con una gran sonrisa.
- ¿De verdad lo harían? - preguntó, esperanzado.
- ¡Por supuesto! - replicaron las chicas al unísono.
Desde ese día, su nueva amistad floreció. Las amigas se reunían todos los días para enseñarle a Drago cómo controlar su fuego. Juntos aprendieron sobre la responsabilidad, el respeto a la naturaleza, y la importancia de trabajar en equipo. Drago se volvió mucho más cuidadoso, incluso ayudando a las chicas a cuidar el bosque, educando a otros sobre los peligros del fuego y cómo prevenirlo.
Un día, el pueblo organizó una fiesta para celebrar la nueva amistad entre Lorena, Fabiana y Drago. Durante la celebración, el dragón hizo algo espectacular. Con su fuego, dibujó arcos y formas en el cielo, creando un hermoso espectáculo de luces.
- ¡Increíble, Drago! - exclamó Fabiana, sorprendida.
- ¡Eres un gran artista! - agregó Lorena con alegría.
Los habitantes del pueblo aplaudían, y poco a poco, el miedo inicial que teníamos a los dragones se transformó en admiración y respeto. Drago se convirtió en el héroe de Valle Verde y en un recordatorio de que, a veces, lo que parece peligroso puede convertirse en algo maravilloso si hay comprensión y amistad.
Así, Lorena y Fabiana aprendieron que la valentía y el amor hacia otros pueden cambiar el mundo, sin importar cuán grandes o pequeños sean. Y a veces, ayudar a alguien a enfrentar sus miedos es lo mejor que podemos hacer. Desde entonces, el pueblo aprendió a cuidar de la naturaleza y a valorar cada ser que habitaba el bosque, incluido su querido dragón.
FIN.