Los detectives jóvenes de Buenos Aires
Había una vez en la ciudad de Buenos Aires, un grupo de amigos muy curiosos y astutos: Martina, Lucas y Valentina. Les encantaba resolver misterios y siempre estaban buscando casos nuevos para investigar.
Un día, mientras paseaban por el parque, escucharon que en el museo de la ciudad habían robado una joya muy valiosa. Sin dudarlo un segundo, los tres amigos decidieron que debían resolver ese caso y atrapar al ladrón.
Se dirigieron al museo y hablaron con el director, quien les contó que la joya robada era un collar con diamantes incrustados que pertenecía a la colección privada del museo. Martina, Lucas y Valentina comenzaron a investigar en la escena del crimen en busca de pistas.
"Miren chicos, encontré huellas sospechosas cerca de la vitrina donde estaba el collar", dijo Lucas señalando unas marcas en el suelo.
"Y yo descubrí este guante blanco olvidado debajo de una silla", agregó Martina levantando el objeto con cuidado. Con las pistas en mano, los amigos se pusieron a analizarlas detenidamente.
Llegaron a la conclusión de que el ladrón debía ser alguien con manos grandes y posiblemente zurdas por cómo estaban desgastadas las puntas de los dedos del guante encontrado. Decidieron dividirse para buscar más información: Martina iría a hablar con los guardias del museo, Lucas revisaría las cámaras de seguridad y Valentina buscaría posibles testigos entre los visitantes.
Después de horas de investigación, se reunieron nuevamente para compartir lo que habían descubierto.
Los guardias recordaron haber visto a un hombre alto merodeando por la zona antes del robo; las cámaras mostraban a una persona con guantes blancos entrando furtivamente a la sala donde estaba el collar; y uno de los visitantes recordaba haber visto al sospechoso huir hacia el barrio chino luego del robo. Los amigos no perdieron tiempo y se dirigieron rápidamente al barrio chino siguiendo esa pista.
Recorrieron calles estrechas llenas de luces coloridas hasta llegar a una antigua casa abandonada donde creían que podía estar escondido el ladrón.
Con mucho cuidado entraron en la casa y exploraron cada rincón hasta encontrar al culpable junto al collar robado intentando escapar por una ventana trasera. Rápidamente lo rodearon impidiendo su huida hasta que llegó la policía para arrestarlo. El director del museo les agradeció enormemente por resolver el caso y recuperar la joya tan preciada.
Martina, Lucas y Valentina se sintieron muy orgullosos de su trabajo como detectives aficionados y prometieron seguir resolviendo misterios juntos en futuras aventuras.
Desde ese día, fueron conocidos como "Los tres mosqueteros detectives" en toda la ciudad ¡y siempre estuvieron listos para enfrentar cualquier desafío que se cruzara en su camino!
FIN.