Los Guardianes del Bosque



Había una vez en la antigua ciudad de Jerusalén un grupo de amigos muy diferentes entre sí.

Estaban Sanedrín, el sabio con su larga barba blanca; Fariseos, el estudioso de las leyes; Zelotes, el valiente guerrero y Escribas, el hábil escritor. Un día, los cuatro amigos se encontraron en la plaza del mercado y decidieron explorar juntos un misterioso bosque que estaba al otro lado del río. Todos estaban emocionados por la aventura que les esperaba.

Mientras caminaban por el bosque, se encontraron con un pequeño conejito atrapado en una red. El conejito estaba asustado y no podía liberarse por sí mismo. Sanedrín fue el primero en acercarse al conejito y dijo: "No te preocupes, pequeño amigo.

Te ayudaremos a salir de esta red". Con sus manos temblorosas pero firmes, Sanedrín desató suavemente los nudos de la red hasta que finalmente el conejito quedó libre.

El conejito saltó de alegría y agradeció a Sanedrín con un tierno lametazo en su mano. Los demás amigos sonrieron al verlo tan feliz. De repente, escucharon un ruido proveniente del arbusto cercano. Era un ave herida que había caído del nido durante una tormenta.

Los fariseos fueron rápidamente hacia ella para examinarla y buscar una forma de ayudarla. "Tranquila amiguita", dijo uno de los fariseos mientras acariciaba su plumaje dañado. "Vamos a llevarte a un lugar seguro y te cuidaremos hasta que te recuperes".

Los fariseos construyeron un pequeño nido improvisado para el ave herida y la llevaron con ellos mientras continuaban su camino por el bosque. Mientras tanto, los zelotes notaron algo extraño en el suelo.

Había una trampa oculta que podía lastimar a otros animales inocentes. Decidieron desarmarla para evitar cualquier daño adicional. "¡Cuidado! Esta trampa es peligrosa", advirtió uno de los zelotes mientras quitaba cuidadosamente las ramas y cuerdas que formaban la trampa.

Los demás zelotes ayudaron a asegurarse de que ningún otro animal cayera en ella. Finalmente, llegaron a un claro del bosque donde encontraron un árbol caído bloqueando el paso hacia adelante. Los escribas se acercaron al árbol y comenzaron a estudiarlo detenidamente.

"Creo que si trabajamos juntos podemos mover este árbol y abrirnos paso", dijo uno de los escribas con determinación. Con gran esfuerzo, los amigos empujaron el árbol hasta que finalmente lograron apartarlo del camino.

Todos celebraron su victoria, sabiendo que habían superado todos los obstáculos juntos gracias a sus diferentes habilidades y conocimientos. Al salir del bosque, los cuatro amigos se dieron cuenta de lo mucho que habían aprendido unos de otros durante su aventura.

Se prometieron seguir siendo amigos para siempre y utilizar sus talentos para hacer del mundo un lugar mejor. Y así fue como Sanedrín, Fariseos, Zelotes y Escribas demostraron que trabajar juntos y respetar las habilidades de los demás puede llevar a grandes logros.

Desde ese día en adelante, se convirtieron en un equipo inseparable, siempre dispuestos a ayudar a los demás y hacer el bien en el mundo. Y colorín colorado, este cuento ha terminado.

FIN.

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