Los Sueños de Los Tres Amigos
En un pequeño barrio de Buenos Aires, había tres amigos inseparables: Martín, Valentina y Lucas. A Martín le apasionaba el fútbol, Valentina era una estrella del básquet y Lucas se destacaba en el vóleibol. Siempre soñaban con ser los mejores en sus deportes y jugar en las ligas profesionales.
Un día de verano, mientras jugaban en el parque, Martín les dijo: "¡Quiero ser el próximo Messi!"
Valentina suspiró y respondió: "Y yo quiero jugar en la WNBA como las mejores. ¡Mi sueño es ser famosa!"
Lucas se rió y agregó: "Yo solo quiero hacer una super jugada en el mundial de vóleibol, ¡eso sería increíble!"
Sin embargo, tras semanas de práctica, comenzaron a sentirse desanimados. A veces, sus tiros de fútbol no entraban, Valentina no podía encestar y Lucas fallaba en sus saques. "No sé si voy a poder ser tan bueno como quiero ser..." confesó Valentina.
"Quizás este no es mi destino, tal vez debería dejarlo" comentó Martín, con la cabeza gacha.
Lucas, compungido, dijo: "Si seguimos así, ¿quiénes vamos a ser?"
Una tarde, decidieron ir a ver un partido de la selección argentina de fútbol, donde estaba jugando su ídolo, Lionel Messi. En las gradas del estadio, se sentían emocionados. "¡Mira cómo corre!" exclamó Martín, mientras aplaudía.
Valentina, visiblemente emocionada, dijo: "¡Ese lanzamiento fue perfecto!"
Lucas, que había visto un gran remate de un jugador de vóleibol famoso, agregó: "Este es el tipo de cosas que quiero hacer."
Después de ese partido, la magia volvió a llenar el corazón de los tres amigos. "Sabés qué, dijo Valentina, no sólo se trata de ser perfectos, también hay que esforzarse y disfrutar el camino."
"Tenés razón, todos empezaron siendo principiantes. ¡No vamos a rendirnos!" expresó Martín, con renovadas energías.
"¡Sí! Vamos a practicar duro, pero también a divertirnos. Eso es lo que importa" concluyó Lucas con una sonrisa.
Desde ese día, los tres amigos se reunieron todos los días después de la escuela. Martín practicaba sus tiros libres, Valentina se concentraba en hacer jugadas y Lucas perfeccionaba su saque. Aunque a veces se cansaban, disfrutaban y se apoyaban mutuamente. Cada uno tenía algo único que aportar, y esa diversidad los hacía más fuertes.
Un mes después, se organizaron en su barrio un torneo donde podrían mostrar todo lo que habían aprendido. Cuando llegó el día del torneo, estaban nerviosos pero emocionados. Sabían que no iban a ser perfectos, pero estaban listos para dar lo mejor.
El torneo fue un verdadero desafío. Martín hizo un gol magnífico, Valentina encestó varios tiros de media cancha y Lucas ejecutó un saque fenomenal que sorprendió a todos. Al final, aunque no ganaron el primer premio, se subieron al podio emocionados. "Lo logramos!" gritó Valentina, mientras se abrazaban.
"Este solo es el comienzo, amigos. ¡Pronto seremos los mejores en nuestros deportes!" dijo Martín.
"Sí, y lo haremos juntos!" añadió Lucas, sonriendo ampliamente.
Esa fue solo la primera de muchas aventuras donde el esfuerzo y la dedicación de Martín, Valentina y Lucas los llevaron a aprender y crecer en sus respectivos deportes. Con cada éxito y cada fracaso, sabían que el verdadero triunfo era levantarse y seguir soñando. Así, se convirtieron en el mejor equipo de amigos, no solo dentro del campo, sino también en la vida.
Y así, como el sol se ponía cada día, también brillaban las esperanzas de estos tres amigos, donde los sueños nunca dejan de serlo, sino que se vuelven realidades con esfuerzo y dedicación.
FIN.