Malena, la niña feliz



Había una vez una niña llamada Malena, de 6 años, que no le gustaba ir a la escuela.

Cada mañana, cuando su mamá la despertaba y le decía que era hora de prepararse para el colegio, ella se escondía debajo de las sábanas y protestaba. "No quiero ir a la escuela", decía Malena con voz puchereante. Sus padres trataban de convencerla todos los días, pero ella seguía sin querer ir.

Hasta que un día, su mamá tuvo una idea brillante. —"Malena" , dijo su mamá con entusiasmo, "si vas a la escuela aprenderás muchas cosas nuevas y podrás hacer amigos". Malena pensó en lo que su mamá le había dicho.

Tal vez tenía razón, tal vez podría divertirse en el colegio. Así que finalmente decidió darle una oportunidad y comenzó a asistir regularmente. En el colegio conoció a muchos niños nuevos y se hizo amiga de ellos.

Descubrió lo emocionante que era aprender cosas nuevas cada día y comenzó a disfrutar sus clases. A medida que pasaban los días, Malena se dio cuenta de cuánto había cambiado desde aquel momento en el que no quería ir al colegio.

Sin embargo, aunque ahora disfrutaba mucho más de la escuela, todavía tenía problemas en casa. Peleaba constantemente con su hermano Lauty por cualquier cosa: juguetes, espacio en el sofá o incluso quién veía televisión primero.

Un día, mientras peleaban por un muñeco nuevo que habían recibido como regalo de cumpleaños, sus padres intervinieron. "¡Basta chicos!", exclamó su papá. "No tiene sentido pelearse por un juguete. Deberían aprender a compartir y jugar juntos".

Malena reflexionó sobre las palabras de su papá y se dio cuenta de que tenía razón. No tenía sentido pelear con su hermano todo el tiempo, podrían divertirse mucho más si aprendían a jugar juntos y compartir sus cosas.

Desde ese día, Malena y Lauty comenzaron a jugar juntos y a disfrutar de la compañía del otro. Descubrieron que podían hacer cosas divertidas como construir castillos con bloques o inventar historias con sus muñecos.

Pero no solo eso, Malena también descubrió dos grandes pasiones en su vida: maquillarse y bailar. Por las tardes, después de terminar sus tareas escolares, se ponía frente al espejo y practicaba diferentes estilos de maquillaje en su rostro.

También tomaba clases de baile los fines de semana y ensayaba coreografías en su habitación. Un día, mientras estaba ensayando una rutina de baile para mostrarle a sus padres, una tormenta repentina sacudió la casa. Los truenos resonaban fuertemente e iluminaban el cielo con relámpagos brillantes.

Malena se asustó mucho por el ruido y la oscuridad que había afuera. Corrió hacia la sala donde estaban sus padres buscando protección. "¿Qué pasa?", preguntó preocupada. Sus padres le explicaron que las tormentas eran normales y que no debía tener miedo.

Le enseñaron cómo contar los segundos entre un trueno y un relámpago para saber a qué distancia estaba la tormenta. Malena se sintió aliviada al entenderlo y, poco a poco, comenzó a superar su miedo a las tormentas.

Incluso aprendió que podía disfrutar de verlas desde la ventana mientras estaba segura dentro de su hogar. Con el tiempo, Malena también aprendió a controlar sus caprichos y a comprender que no siempre podía tener todo lo que quería en ese momento.

Aprendió que había momentos adecuados para pedir cosas y momentos en los que debía esperar. La vida de Malena cambió por completo gracias al amor que sentía por su familia.

Aprendió el valor de la escuela, la importancia de jugar y compartir con su hermano, descubrió sus pasiones por el maquillaje y el baile, superó su miedo a las tormentas y dejó atrás sus caprichos desmedidos. Desde entonces, Malena se convirtió en una niña feliz y equilibrada.

Siempre recordaría cómo el amor de su familia había transformado cada aspecto negativo de su vida en algo positivo. Y así vivieron felices todos juntos, creciendo y aprendiendo cada día más.

FIN.

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