María y la montaña del altruismo



Había una vez una niña llamada María que vivía en un pequeño pueblo rodeado de montañas y bosques. María era una niña curiosa y aventurera, siempre estaba buscando nuevas experiencias y lugares por descubrir.

Un día, María decidió emprender un viaje por el camino largo que llevaba a través del bosque hasta la cima de la montaña más alta.

Muchos habitantes del pueblo le advirtieron que era un camino peligroso y difícil, pero María estaba determinada a llegar hasta arriba. Así que, con su mochila llena de provisiones y su corazón lleno de valentía, María comenzó su travesía por el camino largo. El sol brillaba en lo alto mientras los pájaros cantaban melodías alegres.

-¡Qué hermoso es este lugar! -exclamó María mientras caminaba entre los árboles altos y frondosos. Pronto, el camino se volvió empinado y rocoso, pero María no se dio por vencida.

Siguió adelante con determinación, escalando las rocas con cuidado y cruzando ríos cristalinos con destreza. Después de horas de caminar sin descanso, María llegó finalmente a la cima de la montaña. Desde allí arriba, pudo ver todo el valle extendido ante sus ojos, con sus campos verdes y sus casitas pintorescas.

-¡Lo logré! ¡Estoy en la cima del mundo! -gritó María emocionada. Pero justo cuando creía haber alcanzado su objetivo, escuchó un llanto proveniente de detrás de unas rocas.

Intrigada, se acercó sigilosamente y encontró a un pajarito atrapado entre las piedras. Sin dudarlo un segundo, María liberó al pajarito y lo sostuvo con cuidado en sus manos. El pajarito la miró agradecido y luego levantó vuelo hacia el cielo azul.

-¡Gracias por ayudarme! -trinó el pajarito antes de desaparecer entre las nubes. María sonrió feliz sabiendo que había hecho algo bueno en su viaje. Descendió la montaña con el corazón rebosante de alegría y gratitud por todas las maravillas que había visto en su camino largo.

Al llegar al pueblo al anochecer, todos se sorprendieron al verla regresar sana y salva después de semejante travesía.

Y desde ese día en adelante, cada vez que alguien le preguntaba a María cuál era su mayor logro en la vida, ella respondía con orgullo:-Mi mayor logro fue recorrer el camino largo hasta la cima de la montaña...

¡y salvar a un amigo emplumado en apuros! Y así demostraba que no importa cuán difícil sea el camino o cuántos obstáculos haya en él; lo importante es mantenerse firme en tus convicciones e inspirar bondad hacia los demás.

FIN.

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