Matilda y la valentía de Martina


Había una vez en un pequeño pueblo de Argentina una niña llamada Matilda.

Matilda era muy valiente y curiosa, pero tenía un gran miedo que la hacía temblar cada vez que se acercaba a la hora de su vacuna anual: ¡las inyecciones! Matilda sabía que las inyecciones eran necesarias para mantenerse sana, pero el dolor que le provocaban la asustaba tanto que prefería esconderse debajo de su cama antes que ir al médico.

Un día soleado, mientras Matilda caminaba por el parque pensando en cómo evitar la próxima visita al médico, se encontró con su amiga Martina. Martina era una niña alegre y siempre tenía una sonrisa en su rostro.

"¡Hola Matilda! ¿Por qué estás tan preocupada?" -preguntó Martina con curiosidad. "Hola Martina... Es que tengo mucho miedo de las inyecciones. Siempre me duelen mucho y no quiero volver al médico" -respondió Matilda con tristeza.

Martina miró a su amiga con ternura y le dijo: "Entiendo tu miedo, Matilda. Pero recuerda que las inyecciones son para cuidar nuestra salud. ¿Qué tal si vamos juntas al médico la próxima vez? Te prometo estar a tu lado todo el tiempo".

Matilda dudó por un momento, pero ver la confianza en los ojos de su amiga le dio fuerzas para aceptar. Juntas hicieron un plan para enfrentar el miedo a las inyecciones.

Llegó el día de la cita médica y Matilda estaba nerviosa, pero con Martina a su lado se sentía más tranquila. Cuando llegó el momento de la inyección, cerró los ojos fuertemente esperando lo peor. Pero algo sorprendente sucedió: apenas sintió un pinchazo leve y nada más.

Abrió los ojos lentamente y vio a Martina sonriéndole orgullosa. "¿Ves, Matilda? No fue tan malo como pensabas" -dijo Martina emocionada. Matilda se quedó asombrada por lo rápido y casi sin dolor que fue todo.

Agradecida abrazó a su amiga diciendo: "¡Gracias por ayudarme a superar mi miedo! Ahora sé que es importante cuidar de mi salud". Desde ese día, Matilda ya no temía las inyecciones.

Aprendió que enfrentar sus miedos con valentía y el apoyo de sus seres queridos podían hacer cualquier desafío más llevadero. Y así, entre risas y juegos en el parque, la amistad entre Matilda y Martina creció aún más fuerte gracias a esta experiencia compartida.

Y juntas descubrieron que no hay obstáculo demasiado grande cuando se tiene amor y compañerismo en el camino.

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