Max, Luis y el pajarito herido


Había una vez una niña llamada Sofía que estaba muy emocionada porque ese fin de semana llegarían a visitarla su perro Max y su abuelo Luis, a quien no veía desde hace mucho tiempo.

Sofía estaba ansiosa por pasar tiempo con ellos y mostrarles todas las cosas nuevas que había aprendido. El sábado por la mañana, Sofía escuchó el timbre de la puerta y corrió emocionada a recibir a Max y a su abuelo.

Al abrir la puerta, vio a Max saltando de alegría y moviendo la cola sin parar, mientras su abuelo Luis le dedicaba una gran sonrisa. -¡Max! ¡Abuelo Luis! ¡Qué felicidad verlos! -exclamó Sofía emocionada mientras los abrazaba.

"¡Hola mi princesa! ¿Cómo estás?" -dijo su abuelo Luis con cariño. Después de un caluroso recibimiento, los tres se sentaron en el jardín para disfrutar de un día soleado.

Sofía les contó sobre sus clases de pintura y cómo ahora podía dibujar paisajes hermosos como el del parque donde estaban sentados. El abuelo Luis la escuchaba atentamente, admirando el talento de su nieta. De repente, Max comenzó a ladrar emocionado señalando algo detrás del arbusto.

Todos se acercaron curiosos y descubrieron un pequeño pajarito herido que no podía volar. Sofía sintió tristeza al ver al pajarito indefenso en el suelo. "¿Qué podemos hacer para ayudarlo?" -preguntó preocupada. El abuelo Luis sonrió y le dijo: "Creo que tengo una idea".

Se levantó lentamente y fue hasta el garaje, donde guardaba algunas herramientas. Regresó con un trozo de madera y construyeron juntos un pequeño refugio para el pajarito herido.

Pasaron horas cuidando al pajarito, dándole agua y comida hasta que finalmente pudo recuperarse lo suficiente como para volar nuevamente. Sofía estaba radiante de felicidad al ver al pajarito remontar vuelo hacia los árboles cercanos. "¡Lo logramos!" -exclamó emocionada mientras abrazaba a su abuelo Luis y a Max.

Esa noche, antes de dormir, Sofía miraba las estrellas desde su ventana junto a Max y su abuelo Luis. Estaba feliz de tenerlos allí compartiendo momentos especiales juntos.

Al día siguiente, cuando llegó el momento de despedirse, Sofía sintió nostalgia pero sabía que siempre tendrían esos lindos recuerdos juntos. Prometieron volver a reunirse pronto para seguir viviendo aventuras inolvidables.

Y así termina esta historia donde la unión familiar, el amor por los animales y la solidaridad nos enseñan que juntos podemos superar cualquier obstáculo y crear momentos mágicos llenos de amor y aprendizaje.

Dirección del Cuentito copiada!