Mi amigo el abuelo



Había una vez en un barrio tranquilo, un niño llamado Tomás que vivía con sus abuelos. Su abuelo, Don Manuel, era un hombre amable, sabio y lleno de historias fascinantes.

Siempre que Tomás necesitaba consejo o compañía, sabía que podía contar con su amigo el abuelo. Un día, mientras jugaban en el jardín, Tomás notó que su abuelo parecía cansado y un poco triste. -¿Abuelo, qué te pasa? -preguntó Tomás preocupado.

Don Manuel sonrió cariñosamente y le respondió: -Nada, mi querido Tomás, solo estoy recordando tiempos pasados. Pero, sabes, a pesar de todo, siempre estaré aquí para ti. Tomás decidió hacer algo especial para animar a su abuelo. Con la ayuda de su abuela, organizó una tarde llena de sorpresas.

Invitaron a todos los amigos del abuelo a una merienda en el jardín. A medida que los invitados iban llegando, el brillo en los ojos del abuelo se hacía más intenso.

Recordar viejos tiempos con sus amigos le devolvía la alegría y la vitalidad. Tomás se alegró al ver a su amigo el abuelo tan feliz y animado. A partir de ese día, Tomás aprendió la importancia de demostrar amor y gratitud a las personas que más apreciamos.

Y el abuelo, aparte de ser su amigo, también le enseñó valiosas lecciones de vida. Juntos, disfrutaron de innumerables aventuras, siempre con el cariño y la sabiduría del abuelo iluminando su camino.

FIN.

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