Nina, la Coati Voladora
Había una vez, en la selva tropical de Argentina, una pequeña coati llamada Nina. Vivía junto a su familia en un árbol alto y frondoso.
Todos los días, Nina soñaba con viajar por el mundo y conocer lugares nuevos. Un día, mientras jugaban entre las ramas del árbol, Nina escuchó un ruido muy fuerte proveniente del cielo. Miró hacia arriba y vio un avión volando sobre ellos.
Quedó asombrada al ver cómo surcaba el aire sin esfuerzo alguno. "-¡Miren ese avión! ¡Debe ser increíble poder volar tan alto!", exclamó Nina emocionada. Sus padres sonrieron y le dijeron: "-Nina, todos podemos hacer cosas increíbles si nos lo proponemos".
Inspirada por sus palabras, Nina decidió que quería aprender a volar como aquel avión. Pero no sabía cómo lograrlo. Así que fue a buscar ayuda de sus amigos animales para encontrar una solución.
Primero encontró al loro Paco y le preguntó si conocía algún secreto para volar. Paco se rió y dijo: "-Nina, nosotros los loros podemos volar porque tenemos alas grandes y plumas coloridas". Desanimada pero decidida a encontrar una respuesta, siguió buscando ayuda.
Encontró al mono Miguelito balanceándose en las lianas y le preguntó lo mismo. Miguelito se rascó la cabeza y respondió: "-Nina, nosotros los monos no podemos volar como los pájaros o los aviones". Triste pero sin rendirse, Nina continuó su búsqueda hasta encontrarse con la tortuga Tomás.
Le preguntó si sabía cómo volar y Tomás respondió: "-Nina, nosotros las tortugas no podemos volar porque tenemos caparazones pesados que nos impiden despegar". Nina estaba a punto de rendirse cuando vio algo brillante en el suelo.
Era un libro sobre aviones abandonado por un turista. Lo recogió y comenzó a leerlo con entusiasmo. A medida que leía, Nina descubrió que los aviones podían volar gracias a sus alas y motores potentes.
Pero también necesitaban pistas largas para despegar y aterrizar. Inspirada por esta información, Nina decidió construir su propia pista de despegue en el árbol donde vivía. Con la ayuda de sus amigos animales, recolectaron ramas y hojas grandes para hacer una superficie lisa.
Cuando terminaron, Nina subió al punto más alto del árbol y se preparó para despegar. Respiró profundamente y saltó desde la pista improvisada. "-¡Vamos, Nina! ¡Tú puedes!", animaban sus amigos abajo.
Con todas sus fuerzas, Nina agitó sus patitas como alas mientras caía hacia abajo. Para su sorpresa, comenzó a planear suavemente en el aire como un planeador. "-¡Lo estás logrando!", gritaba Paco emocionado desde abajo.
Así fue como Nina descubrió que aunque no podía volar como un avión propiamente dicho, sí podía planear por el aire durante unos segundos antes de caer al suelo con gracia. Desde ese día, Nina se convirtió en la coati más aventurera de toda la selva.
Usaba su habilidad de planeo para explorar nuevos lugares y contarles a sus amigos sobre sus emocionantes aventuras.
La historia de Nina enseña a los niños que no siempre podemos hacer las cosas exactamente como los demás, pero eso no significa que no podamos encontrar nuestra propia forma única de lograr nuestras metas. A veces, solo necesitamos un poco de imaginación y perseverancia para descubrir nuestro propio camino hacia el éxito.
FIN.