Nube, la Gatita Voladora



En un mundo mágico donde cada animal tenía un don especial, Nube la gatita era diferente. Todos sus amigos podían hacer cosas sorprendentes: León corría a la velocidad de la luz, Pez podía nadar durante horas y Zorro podía volar como un ave. Pero Nube guardaba un secreto que sólo ella conocía: ¡podía volar!

Un día, mientras todos se reunían en el claro del bosque para mostrar sus habilidades, Nube sintió un vuelco en su estómago.

"¿Por qué no les muestro lo que puedo hacer?" - pensó, dudando.

Los animales se turnaban para impresionar a los demás. León lanzó un rugido y, en un instante, desapareció a la vista dejando una estela de luz. Pez chapoteaba y nadaba ágilmente en el río, mientras Zorro daba vueltas graciosamente por el aire. Todos aplaudían y gritaban de emoción.

Nube se sentó entre ellos y observó en silencio.

"¿Por qué tengo miedo de mostrarles que puedo volar?" - se preguntó mientras miraba a su alrededor.

Pero ese día algo inesperado ocurrió: una nube de tormenta se formó rápidamente en el cielo, oscureciendo la mañana. Los animales empezaron a asustarse.

"¡Rápido! Tenemos que encontrar refugio!" - gritó León, corriendo hacia un árbol.

"¡Cuidado!" - añadió Zorro mientras volaba inestable, buscando un lugar seguro. Pero las gotas comenzaron a caer, y la tormenta se intensificó.

Nube sintió que era el momento de actuar. Con sus alas de tela de araña, empezó a volar, sintiendo por primera vez el aire fresco en su rostro.

"¡Mirad! ¡Nube está volando!" - gritó Pez con asombro.

"¡Es increíble!" - exclamó Zorro, olvidando su propio pánico.

Nube voló alto, más allá de los árboles, hasta el borde de la tormenta.

"¡Chicos! ¡Sigan mis instrucciones! ¡Hacia este lado!" - llamó, dibujando curvas en el aire.

Los animales comenzaron a seguir sus indicaciones. Gracias a Nube, lograron encontrar una cueva segura donde refugiarse de la lluvia y el viento. Nube descendió suavemente, apoyándose en el suelo mientras sus amigos se reunían alrededor de ella.

Cuando la tormenta pasó, todos salieron felices.

"¡Eres una heroína!" - dijo León, impresionado.

"¡Vuela siempre! ¡Nunca más te escondas!" - comentó Pez emocionado.

Nube sonrió, sintiéndose aliviada.

"Siempre me asusté de mostrarles lo que puedo hacer, pero hoy aprendí que compartir mis talentos puede ayudar a otros. Todos somos diferentes y es lo que nos hace únicos. " - reflexionó Nube.

Desde ese día, Nube decidió volar siempre que pudiera y sus amigos se unieron a ella en maravillosas aventuras por el cielo. Juntos aprendieron que cada uno tenía su propio don especial, y que lo importante era usarlo para ayudarles a los demás.

Así, Nube se convirtió en un símbolo de valentía y amistad, mostrando a todos que nunca deberíamos tener miedo de ser quienes somos.

FIN.

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