Pablo y los beneficios de la oscuridad



Pablo era un niño curioso y activo que siempre prefería la luz del sol. Le encantaba correr, jugar y explorar el mundo durante el día, pero al caer la noche, sentía miedo y quería estar siempre en la luz.

Un día, su abuelito le contó sobre los beneficios de la oscuridad y cómo podía ser maravilloso también. Intrigado, Pablo decidió descubrir por sí mismo si la oscuridad tenía algo bueno que ofrecer.

-Abuelito, ¿de verdad la oscuridad puede ser buena? -preguntó Pablo con duda. -¡Claro que sí, Pablo! En la oscuridad podemos ver las estrellas brillar, escuchar los sonidos de la noche y descansar bien -respondió su abuelito.

Con estas palabras en mente, Pablo decidió aventurarse en la oscuridad de la noche. A medida que se acostumbraba, descubrió que la oscuridad tenía su encanto. Empezó a disfrutar de la tranquilidad, observar las estrellas y escuchar los sonidos de la naturaleza.

Además, al descansar en la oscuridad, su sueño era más reparador. Con el tiempo, Pablo superó su miedo a la oscuridad y celebró cada atardecer como un nuevo comienzo. Comprendió que la oscuridad tenía su lugar y sus propios beneficios.

A partir de entonces, se convirtió en un defensor de la oscuridad, enseñando a otros niños que no debían temerle. Pablo aprendió una valiosa lección: a veces, las cosas que nos asustan al principio pueden revelar su belleza si les damos una oportunidad.

Y así, abrazó tanto la luz como la oscuridad como parte de la maravillosa experiencia de la vida.

FIN.

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