Pepe y la máquina del tiempo



Pepe era un niño muy triste, había pasado por muchos momentos difíciles en su corta vida. Su papá se había ido de casa, su abuela estaba enferma y no podía salir mucho de casa para jugar con sus amigos.

Además, tenía problemas en la escuela porque algunos chicos lo molestaban y se burlaban de él. Un día, mientras caminaba por el parque, Pepe encontró una extraña máquina. Parecía una especie de caja con muchas luces y botones.

Sin pensarlo dos veces, decidió subirse a ella y presionar uno de los botones. De repente, todo comenzó a girar rápidamente y Pepe sintió que estaba volando.

Cuando todo se detuvo, Pepe se dio cuenta de que estaba en otro lugar completamente diferente al parque donde había estado antes. Era un lugar hermoso con árboles frondosos y flores coloridas por todas partes.

Pero lo más sorprendente fue ver a su abuela joven y saludable caminando hacia él. "Abuelita! ¿Eres tú?" exclamó Pepe emocionado. "Sí mi amor, soy yo" respondió la abuela con una gran sonrisa en el rostro. Pepe no podía creerlo.

Había viajado en el tiempo hasta cuando su abuela era joven y estaba sana. Pero entonces recordó todos los momentos tristes que habían pasado desde entonces: la partida de su papá, la enfermedad de su abuela y las burlas de sus compañeros en la escuela.

Decidió aprovechar esta oportunidad única para cambiar las cosas para mejor. "Abuelita ¿puedo hablar contigo? Hay algunas cosas que me gustaría cambiar en el futuro" le preguntó Pepe. "Claro mi amor, ¿qué es lo que te preocupa?" respondió la abuela.

Pepe comenzó a contarle todo lo que había pasado en su vida y cómo se sentía triste y solo. La abuela lo escuchaba atentamente y le daba palabras de aliento.

Juntos, idearon un plan para cambiar las cosas: Pepe hablaría con su papá y tratarían de arreglar las cosas entre ellos; la abuela iría al médico para cuidar mejor su salud; y Pepe aprendería a defenderse de los chicos malos en la escuela.

Pepe volvió a presionar uno de los botones de la máquina del tiempo y regresó al presente. Pero esta vez, se sentía diferente. Tenía un plan para hacer las cosas bien y estaba más feliz sabiendo que podía cambiar el futuro.

Los días pasaron y poco a poco, Pepe fue haciendo realidad su plan.

Habló con su papá, quien finalmente decidió quedarse en casa con él; la abuela fue al médico y mejoró mucho su salud; y Pepe aprendió técnicas para defenderse ante los chicos malos en la escuela. Con el tiempo, todo cambió para bien.

La familia estaba más unida que nunca, la abuela estaba sana y feliz gracias a sus revisiones médicas regulares, e incluso algunos niños que antes se burlaban de Pepe ahora eran sus amigos. Pepe aprendió una valiosa lección: siempre hay una manera de cambiar las cosas si uno tiene perseverancia e ingenio suficientes.

Y aunque no tenía una máquina del tiempo real como antes, sabía que tenía algo aún más poderoso: la capacidad de hacer un cambio positivo en su vida y en la de los demás.

FIN.

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