Pomarrosa y el Secreto de la Huerta de los Deseos



En la encantadora Huerta de los deseos, un lugar lleno de hortalizas de colores brillantes, crecía un árbol especial llamado Pomarrosa. Cada primavera, Pomarrosa florecía y sus ramas se llenaban de las pomas más deliciosas, de un rojo brillante y un aroma inigualable. Los habitantes de la huerta, entre ellos la sonriente Zanahoria, el ingenioso Repollo y la divertida Lechuga, siempre venían a escuchar los sabios consejos de Pomarrosa.

Un día, mientras los hortalizas se reunían alrededor de Pomarrosa, el árbol les dijo:

- “Queridos amigos, hoy quiero compartir con ustedes un secreto... pero primero, debo saber si están dispuestos a trabajar juntos.”

Las hortalizas, intrigadas, respondieron al unísono:

- “¡Sí, Pomarrosa! ¡Estamos listos para lo que sea! ”

- “Muy bien. Este secreto es sobre cómo hacer crecer las pomas más mágicas que nunca. Para ello, necesitamos ayudar a los pequeños insectos de la huerta, quienes están pasando por un momento difícil. Al hacerlo, la huerta florecerá aún más, y recibirán pomas que les otorgarán deseos.”

Los amigos estaban fascinados. Pero pronto, descubrieron que había un problema: la huerta estaba siendo invadida por unos bichitos llamados Plagas, que estaban afectando a los otros cultivos.

- “¿Cómo vamos a ayudar a los insectos si las Plagas no nos dejan en paz? ” preguntó la Lechuga, preocupada.

Pomarrosa les explicó:

- “Las Plagas no son malvadas, están buscando comida. Debemos trabajar juntos para encontrar una solución.”

Así, los amigos decidieron buscar a la sabia Mariquita, conocida por su habilidad para resolver problemas de la huerta. Después de un rato de búsqueda, la encontraron tomando el sol.

- “Mariquita, necesitamos tu ayuda,” dijo Zanahoria. “Las Plagas están atacando nuestra huerta y no sabemos cómo resolverlo.”

Mariquita sonrió con confianza.

- “No se preocupen. Primero, necesitamos hacer que las Plagas se vayan a otro lugar. Podemos usar una mezcla de agua con jabón y un poco de aceite. Con eso, las alejaremos de aquí.”

- “Pero eso no hará que esas criaturas desaparezcan por completo,” dijo Repollo.

- “Exacto. Después, debemos ofrecerles un lugar adecuado donde puedan encontrar comida, lejos de nuestras hortalizas. Así aprenderán que pueden vivir en armonía con nosotros,” explicó Mariquita.

Los amigos se pusieron manos a la obra y, tras días de trabajo, lograron crear un pequeño jardín especial al borde de la huerta. Ahí plantaron flores que atraían a las Plagas y las ayudaron a encontrar un nuevo hogar.

Poco a poco, la huerta empezó a recuperarse y Pomarrosa creció con alegría. Con cada día, sus pomas se hicieron más brillantes y apetitosas. Finalmente, llegó el momento de la cosecha.

- “¡Miren cuánto han crecido mis pomas! ” exclamó Pomarrosa. “Y con ellas, cada uno de ustedes podrá hacer un deseo.”

Los amigos se miraron emocionados.

- “¡Increíble, Pomarrosa! ¡Vamos, debemos hacer nuestros deseos! ”

Uno a uno, cada hortaliza se acercó a Pomarrosa y, al tocar sus pomas, pidió su deseo. Zanahoria deseó ser la más rápida en el campo, Repollo deseó tener siempre buenas ideas, y Lechuga deseó tener la sonrisa más amplia.

Finalmente, era el turno de Pomarrosa.

- “Yo deseo que la Huerta de los deseos siempre esté llena de amor y colaboración,” dijo el árbol.

Y en ese instante, las pomas comenzaron a brillar, llenando la huerta de una luz dorada.

Los amigos aprendieron que, trabajando juntos y ayudando a otros, podían transformar no solo su entorno, sino también sus propios deseos en realidad. Desde aquel día, Pomarrosa y sus amigos cuidaron de la huerta y de todos los seres que en ella habitaban, creando un lugar donde la colaboración y el respeto eran la clave de cada día.

Y así, en la Huerta de los deseos, todos florecieron felices con cada cosecha de amor y amistad.

FIN.

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