Román, el valiente peluche romano



Había una vez en un alegre jardín de infantes, un pequeño peluche llamado Román. Román era el protagonista de la clase y todos los niños lo querían mucho.

Pero lo que no sabían es que Román tenía una historia increíble para contarles. Un día, mientras los niños se sentaban alrededor de Román, el maestro les dijo: "Hoy, nuestro amigo Román nos va a contar sobre sus aventuras en la antigua Roma".

Los ojitos de los niños se iluminaron con emoción. Román comenzó su historia diciendo: "¡Hola amigos! Me llamo Román y soy un abuelito muy especial. En mis tiempos viví en la antigua Roma y quiero compartir con ustedes cómo era mi vida allá".

Los niños se acercaron aún más a escuchar las palabras del viejo abuelo peluche. "En Roma, la comida era muy diferente", continuó Román. "Comíamos muchas frutas frescas como uvas y manzanas, pero también comíamos pan y queso".

Los niños asintieron mientras imaginaban cómo sería comer esas deliciosas frutas. "Y nuestra ropa... ", dijo Román emocionado, "usábamos túnicas largas y sandalias en nuestros pies". Los niños miraron sus zapatos mientras pensaban cómo sería caminar con sandalias romanas.

Pero lo más emocionante para los pequeños fue cuando Román habló sobre las diversiones en la antigua Roma. "Teníamos grandes circos donde podíamos ver carreras de carros tirados por caballos", explicó emocionado el viejo abuelito peluche.

Los ojos de los niños brillaron con entusiasmo mientras imaginaban las emocionantes carreras. "Y también teníamos teatros donde podíamos disfrutar de comedias y tragedias", agregó Román. Los niños comenzaron a reír y hacer muecas, imitando a los actores del teatro romano.

Pero la historia de Román tenía un giro inesperado. "Un día, en Roma, hubo una gran tormenta que arrasó con todo", dijo Román con tristeza. "Muchos edificios fueron destruidos y muchas personas quedaron sin hogar".

Los niños escuchaban atentamente, preocupados por lo que había sucedido en la antigua Roma. Pero Román les tranquilizó diciendo: "A pesar de todo eso, los romanos eran valientes y trabajaron juntos para reconstruir su ciudad".

Román terminó su historia diciendo: "Así que queridos amigos, aprendan de los romanos. Sean valientes como ellos y nunca se rindan ante los desafíos". Los niños aplaudieron emocionados mientras abrazaban a su amiguito peluche.

Desde ese día, los niños apreciaron aún más a Román y siempre recordaron las lecciones que les enseñó sobre la antigua Roma. Y así, el pequeño peluche se convirtió en el héroe de la clase, inspirándolos cada día. Fin

FIN.

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