Sofía en la copa de los árboles

Había una vez una nena llamada Sofía, que siempre había sido muy curiosa. Un día, mientras caminaba por el bosque con su mamá y su papá, levantó la cabeza y se preguntó qué habría arriba de los árboles.

"Mamá, papá, ¿qué hay en la copa de los árboles?", preguntó. "Hay hojas y ramas hija", respondió su mamá. Pero a Sofía no le pareció suficiente. Quería saber más sobre lo que había allí arriba.

Así que decidió averiguarlo ella misma. Un día, cuando sus padres estaban ocupados en casa, Sofía se escapó al bosque con un par de binoculares y empezó a trepar por los árboles.

Fue difícil al principio pero poco a poco fue ganando confianza en sí misma. Cuando llegó a la copa del primer árbol, descubrió algo increíble: ¡habían pájaros construyendo nidos! Y no solo eso, también encontró algunas frutas que nunca antes había visto.

Sofía siguió explorando el bosque durante varios días más. A medida que subía cada vez más alto por los árboles, descubrió cosas nuevas y emocionantes como ardillas saltando entre las ramas y mariposas revoloteando alrededor de las flores.

Pero un día sucedió algo inesperado: se resbaló mientras bajaba de uno de los árboles altos y cayó al suelo lastimándose una pierna. No podía moverse bien así que gritó pidiendo ayuda hasta que sus padres la encontraron y la llevaron al hospital.

"¿Qué te pasó Sofía?", preguntó su mamá preocupada. "Me caí de un árbol", respondió ella con lágrimas en los ojos.

Después de esa experiencia, Sofía aprendió una lección importante: que aunque es bueno ser curiosa y explorar cosas nuevas, también es importante tener cuidado y saber cuándo pedir ayuda. Y así, decidió que a partir de ese momento, seguiría siendo curiosa pero siempre tomaría precauciones para no lastimarse ni ponerse en peligro.

Gracias a su aventura, Sofía descubrió una nueva pasión por la naturaleza y aprendió mucho sobre el bosque. Ahora se siente más conectada con su entorno y está emocionada por aprender más sobre él junto a sus padres.