Tinker Bell y las Tareas del Hogar
En un bello día en el Reino de las Hadas, Tinker Bell se despertó con una energía desbordante. El sol brillaba y los pájaros cantaban, pero al mirar a su alrededor, se dio cuenta de que su hogar estaba un poco desordenado.
"¡Ay no!" exclamó Tinker Bell, revoloteando por su pequeña habitación llena de herramientas de hadas. "Mis papás me dijeron que ayudaría con las tareas del hogar hoy. ¡No puedo dejar que eso se convierta en un desastre!"
Así que decidió que era hora de ponerse manos a la obra.
Primero, voló a la cocina y vio que había platitos sucios apilados por todos lados. Con un pequeño movimiento de su varita, hizo que un chorro de agua saliera de la canilla.
"¡Vamos, agua! ¡Límpiate!" Dijo Tinker Bell entusiasmada.
Las gotas de agua comenzaron a saltar y a golpear los platitos, dejándolos brillantes como el sol.
"¡Qué buena idea, Tink!" dijo su papá, que estaba observando desde la puerta. "Pero, ¿me ayudarías también a barrer el piso?"
"¡Claro!" respondió felizmente Tinker Bell.
Juntas, utilizaron un pequeño escobillón y, con movimientos rápidos, hicieron magia. Todo quedó reluciente.
Cuando terminaron, Tinker Bell decidió hacer un pequeño descanso. Se sentó en una hoja enorme para tomarse un tentempié, pero de repente escuchó un ruido extraño. Era su mamá que intentaba alcanzar una escoba que estaba demasiado alta.
"Ay, Tink, no llego. ¡Es un poco complicado!"
Tinker Bell, rápida como el viento, voló hacia su mamá y tocó la escoba con su varita.
"¡A ver, mamá!"
Con un suave movimiento, hizo que la escoba bajara y quedara al alcance.
"¡Gracias, Tinker Bell! Sos una gran ayuda. Pero, ¿qué te parece si hacemos un juego? Cada vez que terminemos una tarea, haremos una pequeña danza de hadas!"
"¡Me encanta la idea!" afirmó Tinker Bell emocionada.
Así, con cada tarea completada, bailaban alegremente, riendo y disfrutando del tiempo juntas. Sin embargo, al llegar a la última tarea, se encontraron con el jardín. Había hojas secas por todos lados y un gran montón de flores marchitas.
"¡Esto será un gran desafío! No sé si podremos con esto solas" dijo su papá, sintiéndose un poco preocupado.
Pero Tinker Bell, teniendo una idea brillante, sonrió y dijo:
"¡No se preocupen! Con un poco de magia y trabajo en equipo, podremos hacerlo. ¡Vamos a animar las flores!"
La hada comenzó a volar por el jardín, tocando cada flor marchita con su varita mágica. Poco a poco, las flores comenzaron a revivir, llenando el aire de colores y fragancias deliciosas.
"¡Mirá cómo cobran vida!" exclamó su mamá, danzando junto a Tinker Bell.
Cuando terminaron, el jardín era una explosión de colores.
"¡No puedo creer lo que hemos hecho! ¿Por qué no hacemos una fiesta en el jardín para celebrarlo?" sugirió Tinker Bell.
"¡Es una excelente idea!" respondió su papá.
Y así lo hicieron. Prepararon un delicioso almuerzo, y juntaron a todos sus amigos del bosque. Bajo la sombra de un gran árbol, disfrutaron de un festín acompañado de música y bailes alegres.
Tinker Bell sonrió al ver a su familia y amigos tan felices. Esa tarde se dio cuenta de que, aunque ayudar en casa podía parecer una tarea pesada, había encontrado alegría en el trabajo en equipo.
"¡Es mucho más divertido cuando nos ayudamos mutuamente!" dijo Tinker Bell, mientras todos estaban girando en su danza.
Al final del día, Tinker Bell se sintió orgullosa y agradecida por tener una familia que siempre estaba dispuesta a trabajar junta.
"¡Hasta la próxima aventura!" exclamó antes de cerrar los ojos, mientras abrazaba a sus papás en el cálido atardecer.
FIN.