Tomás y el Valor de la Amistad
En la tranquilidad de la selva vivía un mono llamado Tomás, un simpático primate que pasaba sus días junto a sus amigos Pepito, Juanito y Lulu. Juntos, disfrutaban de emocionantes aventuras, saltando de rama en rama, escondiéndose entre las hojas y haciendo travesuras.
Un día soleado, mientras estaban jugando a la "escondida entre los árboles", Tomás se sintió algo incómodo.
"- Che, chicos, no me gusta que se acerquen tanto cuando estoy escondido", dijo Tomás, mientras se encogía un poco, ocultándose detrás de una gran hoja verde.
"- ¿Por qué no, Tomás?", preguntó Lulu, con los ojos llenos de curiosidad.
"- A veces siento que no me dejan disfrutar de mi momento de búsqueda, como si tuviera que darles un espectáculo", respondió el mono.
Pepito, que siempre tenía una idea brillante, dijo: "- Bueno, ¿y si jugamos a ser exploradores? Así todos podemos tener nuestro espacio para explorar la selva sin interrumpirnos".
Todos estuvieron de acuerdo y decidieron seguir esa nueva aventura. Se dividieron en grupos y comenzaron a explorar diferentes áreas de la selva, observando animales y recolectando frutas. Tomás se sintió aliviado y comenzó a disfrutar de la libertad de explorar solo.
Sin embargo, pronto se dio cuenta de que extrañaba a sus amigos. Mientras observaba una colorida mariposa, se encontró pensando:
"- ¿Qué divertido sería mostrarle a Lulu esta mariposa?".
Así que, después de unos momentos de contemplación, decidió buscar a sus amigos para compartir su descubrimiento. Al encontrarlos, exclamó:
"- ¡Chicos! Miren esta increíble mariposa que encontré!".
"- ¡Wow! Es hermosísima, Tomás!", dijo Juanito, impresionado.
"- ¡Me encanta!", agregó Lulu, danzando alegremente.
Entonces, Pepito, con una sonrisa, dijo: "- ¿Ves, Tomás? A veces compartir nuestras experiencias hace que sean aún más especiales".
Tomás reflexionó un momento y asintió:
"- Tenés razón, Pepito. Creo que es genial tener un espacio para uno mismo, pero compartir esos momentos con amigos también es importante".
Desde ese día, Tomás entendió mejor la importancia de la amistad. Decidió que estaba bien tener sus momentos de soledad, pero que compartir sus experiencias enriquecía su vida.
Juntos, continuaron explorando la selva, pero ahora lo hacían con una nueva regla: respetar el espacio y a la vez disfrutar juntos de cada aventura. Así, las risas resonaban en la selva y su amistad se hacía más fuerte cada día.
Tomás nunca olvidó que las aventuras eran mucho más divertidas cuando se compartían con amigos, y que respetar el espacio de cada uno solo mejoraba esos momentos.
Y así, en la selva, Tomás y sus amigos vivieron muchas más aventuras, siempre juntos, siempre felices.
FIN.