Una Aventura Luminosa



Había una vez en el cielo, una luna brillante y hermosa que iluminaba cada noche la tierra. La luna estaba siempre sola en el cielo, pero no se sentía triste porque disfrutaba de su trabajo.

Ella sabía que era importante para los animales y las plantas tener luz en la oscuridad. Un día, mientras la luna estaba dando su paseo nocturno por el firmamento, vio algo extraño al horizonte.

Era un lugar oscuro y misterioso que nunca había visto antes. La curiosidad de la luna aumentó y decidió acercarse a ver qué era ese lugar. Cuando llegó allí, encontró un mundo diferente al suyo: era un lugar lleno de sombras donde reinaba la oscuridad.

Allí se encontró con Masaya, una pequeña criatura que vivía sola en aquel mundo sin luz. "¿Quién eres tú?", preguntó Masaya sorprendida al ver a la Luna. "Soy la Luna", respondió ella amablemente.

"Vengo del cielo para explorar este lugar". Masaya le explicó a la Luna cómo ella había nacido allí y cómo había vivido siempre sin luz ni color. La Luna sintió mucha compasión por Masaya e inmediatamente decidió ayudarla.

"¡No te preocupes! Yo te enseñare lo maravilloso que es tener luz", dijo entusiasmada. Así fue como comenzaron juntas un viaje emocionante hacia el mundo de colores y luces de la Tierra.

Durante su viaje, descubrieron juntos cosas increíbles: flores multicolores, árboles gigantes, animales divertidos y paisajes hermosos que nunca antes había visto Masaya. La Luna se dio cuenta de lo importante que era su trabajo y cómo ayudaba a todos los seres vivos en la Tierra.

También aprendió mucho de Masaya sobre la importancia de tener amigos y compartir experiencias. Finalmente, llegó el momento en el que debían separarse.

La Luna tenía que volver al cielo para continuar con su trabajo, pero prometió visitar a Masaya cada noche para contarle historias sobre las maravillas del mundo de la Tierra. "Gracias por enseñarme todas estas cosas nuevas", dijo Masaya emocionada. "Nunca olvidaré nuestro viaje juntas". "Yo tampoco te olvidaré", respondió la Luna con una sonrisa en su rostro.

Desde ese día, cada noche cuando la luna aparece en el cielo podemos verla brillando más fuerte y más hermosa.

Y aunque nadie sabe por qué exactamente esto ocurre, algunos dicen que es porque cada noche está recordando a su amiga Masaya y todo lo que compartieron juntas durante aquel viaje inolvidable.

FIN.

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